El Festín de Babette
La
sesión comenzó con unas palabras de nuestra presidenta agradeciendo al Hotel D.
Pepe y su gerencia la oportunidad que nos da al cedernos el uso del salón
gratuitamente.
“El
Festín de Babette” es una película danesa que, con una cena convertida en una
subversiva celebración de vida, ganó el Óscar de la Academia a la mejor película
de lengua extranjera en 1988
Nominada
a Golden Globes, Baftas, Cannes, etc…
Director
y guionista Gabriel Axel
Está
basada en una historia escrita por Karen Blixen (que firmó como Isak Dinesen) a
la que todos recordamos por “Memorias de África” por cuya versión
cinematográfica recibió 7 oscars.
Es
la única película a la que se ha hecho referencia escrita desde el Vaticano.
En
2016 el Papa escribe Amoris laetitia (la alegría del amor) que es una
exhortación apostólica post-sinodal, fruto de los dos Sínodos de 2014 y 2015
sobre las familias, documento con el que se traza las líneas sobre la pastoral
de la familia.
“Las
alegrías más intensas de la vida brotan cuando se puede provocar la felicidad
de los demás, en un anticipo del cielo”. Ese gozo, efecto del amor fraterno, no
es el de la vanidad de quien se mira a sí mismo, sino el del amante que se
complace en el bien del ser amado, que se derrama en el otro y se vuelve
fecundo en él” (AL, 129).
El
papa Francisco quiere que experimentemos, una alegría que no se centre en
deseos egoístas, sino en el disfrute de los demás.
En
segundo lugar, el papa Francisco considera la película como una llamada a que nos
abramos al trabajo del Espíritu Santo: “Las normas, sin duda, son necesarias,
pero cuando nos obsesionamos con ellas y establecemos otras nuevas que no
tienen correlación con el corazón de los Evangelios, nos cegamos ante la
voluntad de Dios.”
El
filme destaca la necesidad de la misericordia no a expensas de la verdad, sino
en unión a la verdad. El brindis al final de la comida resume perfectamente por
qué al Papa Francisco le encanta esta película:
“Llega el día
cuando nuestros ojos se abren,
y llegamos a
entender que la misericordia es infinita.
Solo es
necesario esperarla con confianza
y recibirla
con gratitud.
La
misericordia no impone condiciones.
Y, he ahí,
todo lo que hemos elegido
nos ha sido
concedido,
y todo lo que
rechazamos
también nos
ha sido concedido.
Sí, también
recibimos lo que rechazamos.
Porque la
misericordia y la verdad se encuentran juntas
Y la rectitud
y la dicha se besarán mutuamente”.
En
resumidas cuentas, “El festín de Babette” es la película favorita del papa
Francisco porque nos desafía a mirar fuera de nosotros mismos y a ver la
belleza de la alegría y la misericordia de Dios. Es una película sobre el
servicio desprendido al prójimo, que no siempre es acorde a nuestras “normas”
humanas y, precisamente por ello, puede revolucionar nuestra visión sobre la
misericordia de Dios.
También
es de la misma opinión Richard Gere: “Es mi película favorita y, no sé por qué,
parece que no está dirigida, que no hay actores, es la vida real…creo que es
porque está concebida con un gran corazón que preside todo…”
Babette
es una refugiada política francesa que huye de las persecuciones
contra los sublevados tras la caída de la Comuna de París en 1871 y busca resguardarse en una villa de la costa danesa. Allí,
trabaja gratis durante 14 años para dos hermanas hijas de un ministro
protestante, quienes la contratan por recomendación de un antiguo amor de una
de ellas. Durante esos años hace todo tipo de ahorros hasta que gana un premio
de 10.000FF y decide gastarlo en preparar un banquete a la francesa para
celebrar el centenario del pastor. Tomen nota: vestida por Karl Lagerfeld,
¡cocinera vestida por Chanel!
El
contexto cultural en que se desarrolla la película es el resultado de la mezcla
de las revoluciones europeas del XIX y el choque entre la sensualidad del sur
de Europa con la sobriedad del protestantismo del norte.
Un banquete francés con sus múltiples y coloridos platos,
con sus sabores tan nuevos para todos parecía que iba a poner en peligro los
principios y creencias de las hermanas; los comensales empiezan a comer sólo
por respeto a Babette intentando no rendirse a los placeres epicúreos.
Las
películas sobre comida, como “Una gran noche”, de Stanley Tucci; “Tampopo”, de
Yamazaki; “Como agua para chocolate”, de Alfonso Arau; “Chocolate”, de Lasse
Hallström,” Ratatouille”, de Walt Disney, entre otras…. Normalmente son sobre
el chef y los placeres que producen en los comensales. En ésta, una sola comida
cura viejos resentimientos, sustituye al romance y reconoce a un artista cuya
vida ha sido destrozada: se dejan atrás viejos resentimientos y trasciende a la
religión, al amor y a la voluntad.
Los
invitados habían llegado a la cena decididos a seguir refugiados en la falsa
seguridad de sus angostas convicciones, pero Babette, capaz de transformar una
cena en una relación de amor, les libera del lastre de la tristeza que empezaba
a amargar su existencia. Comprenden que “en la vida hay que elegir, pero al
final nos es dado todo”.
Cinematográficamente
hablando sorprende su austera elegancia. Axel refina los colores con tonos
tierra y azules fríos tomados de los cuadros de Vermeer en la parte narrativa,
con unos encuadres que nos recuerdan a Dreyer o a Bergman en la negación del
placer. Poco a poco va entibiando la atmósfera dejando atrás el mantra de que
la comida es mera necesidad y empezando a sentir placer ante los
sofisticadísimos platos que Audran sigue sirviendo. Solamente, el general que
los visita expresa su asombro ante lo que está sucediendo (toque de
melancolía).
Después de
ver la cinta, se habló de temas como:
Su ritmo,
que es delicado pero nunca lento, hasta el clímax culinario donde se convierte
en una comedia en la que socava la rigidez religiosa sin reírse nunca de la
devoción de las personas. Como dice el militar en su discurso, “la corrección y
la felicidad se han besado”
En la
primera mitad de la película, el director se hace eco del desapego emocional de
los personajes lo que explica la narración que nos mantiene a distancia,
mientras que en la segunda parte el narrador desaparece para dejarnos en el
festín.
La utilización
del flashback: Philippa y Martina que fueron jóvenes y guapas 49 años atrás.
La interpretación,
que es contenida en el gesto pero intensísima y rica en matices.
Nos deja
con un eco de los caminos no transitados: ¿Se preguntan los protagonistas si le
han sacado partido a la vida?
Dos
hermanas, Filippa y Matinne (excelentes Bodil Kjer y Birgitte Federspiel), ya
ancianas, conviven en soltería a la vez que recuerdan, nostálgicas, el lejano
tiempo de su juventud y la rígida educación que, voluntariamente, las obligó a
renunciar al amor, en el caso de la primera, y al talento y predisposición
natural para el cante lírico, en el caso de la segunda
¿Babette
podría haber sido un hombre? ¿Habría sido capaz de dar tanto e involucrar a
todos?
¿Cuál es
el único momento de energía y tensión en la película? El Dueto de Don Giovanni
donde Monsieur Papin trata de seducir a Zerlina, no podrían haber elegido una pieza más adecuada…
La
conducta de Babette es una arenga para los artistas en todos los campos: “Los
auténticos artistas quieren tener la oportunidad de mostrar el mejor de sus
trabajos. Si lo consiguen, la reacción del público no importa”
Resumiendo:
El tema central de la película es el amor y la gracia y, aunque sería fácil
hablar de ella como de una simplonería para hacernos sentir bien, es una oda a
la idea de que los personajes de distintos temperamentos, sentimientos,
creencias y disposición encuentran el punto común en el que la redención es
siempre posible. No se trata de que la gente no comete faltas, se trata de que
los fallos humanos son tratados con tal generosidad y buena voluntad que te
deja con un sentimiento de plenitud semejante al de los convidados al banquete
después de terminar éste.
El regalo
que les hace Babette es un sacrificio ritual que trata de animar a las personas
austeras a creer que la comida también supone alimento para el alma. El menú
consistió en:
PLATS
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BOISSONS
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Soupe de tortue
géante
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Xérès amontillado
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Blinis Demidoff (au
caviar et à la crème)
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Champagne Veuve
Clicquot, 1860
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Cailles en
sarcophage au foie gras et sauce aux truffes
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“
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“
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Savarin et salade de
fruits glacés
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“
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Fruits frais (raisins, figues, ananas...)
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Eau
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Que buen rato pasamos. De nuevo demostrado que lo bueno es siempre actual,no pasan los años por una obra maestra de fondo y forma.
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