Unanimidad
es la palabra que puede definir la posición de la tertulianas de la Asociación
de Mujeres Universitarias de Marbella en relación con esta obra saramaguiana.
Se apreció la forma, la fábula, el ir y venir de personajes, el genio de su
creatividad, su engañosa sencillez, su poder interpelador, su ironía, los temas
humanos de todos los tiempos, sus frases para enmarcar y la sabiduría, la
inteligencia emocional que da la madurez y el magnífico viaje.
Este
Premio Nóbel de Literatura, que compartimos con nuestros hermanos portugueses,
ha dejado muy buen sabor a las tertulianas que reunidas en el Marbella Club
para su discusión mensual han convenido en apreciar una obra que engloba el
universo de Saramago, sus temas preferidos, el poder, la sabiduría popular, la
solidaridad con el más débil, la manipulación de la religión para controlar al
pueblo, la corrupción, las apariencias, la puesta en escena y la hipocresía. Y
es curioso, porque ya lo hemos leído antes, algunas mucho, y se le ve venir, su
compromiso siempre ha sido llevado a sus obras. En esta ocasión se prevé el
fondo, pero la forma es tan deliciosa que merece la pena el viaje.
Y es que,
con la imagen antigua de un elefante en Austria, José de Sousa construye un
edificio creíble, tan creíble como los caprichos que cumple el pueblo por orden
del poder, que en el siglo XVI y en este caso supone el transporte de un
elefante, primero de la India a Portugal y luego de Portugal a Austria, por
caminos en los que mostrar la grandiosidad de los que se pueden hacer acompañar
por un elefante y que nos da para dialogar, por ejemplo, sobre la futilidad del
impacto de “lo nuevo”.
Como
aportó una socia, es esencial que el narrador de la novela sea una persona de
nuestros días que consigue de una manera tecnológicamente hilarante hacer
comparaciones sobre las dificultades de otros tiempos, pero también de cómo el hombre
sigue siendo el hombre y cómo es capaz de recibir a un elefante o a Cristo
entre Palmas y olivos y días después olvidarlo.
“El
Viaje del Elefante” es un cuento largo, la inocencia, el discurso casi naïf es
metáfora, fantasía, técnica de fábula, podría ser leído por los niños y sería
una aventura. Porque en los cuentos te puedes permitir que un pastor de
elefantes, un cornaca, dé consejos a los mandos militares, haya leído, sepa
idiomas, se codee con archiduques o favorezca a la curia, porque en un cuento
todo es posible incluso una lectura más amplia, no olvidemos a Alicia en el
País de las Maravillas que ya analizamos en esta tertulia. Y como armamento
gaseoso el autor introduce sus misiles que pueden provocar carcajadas pero como
dijo una socia, nos interpelan, nos ponen a pensar, nos preguntan sobre la
organización del hombre, sobre las clases sociales, la forma de vivir y
disponer de los poderosos, de la manipulación que controla las masas, sobre la
necesidad de la educación que abre mentalidades y las convierte en críticas, y
cómo no ha cambiado el esquema, aunque ahora los reyes también son marionetas
porque el poder es el dinero y ya no está en sus manos necesariamente.
Un
ejemplo de este diálogo que mantiene el lector, en el que relaciona
conocimientos y saca conclusiones es este que comentamos en la tertulia, es en
relación con las personificaciones y despersonificaciones, se trata de cómo
cuando el elefante es sólo relevante como objeto decorativo muy exótico le cambian
el nombre, como si no importase, y posteriormente, cuando es capaz de
arrodillarse produciendo el tan adecuado milagro y de salvar a una niña,
adquiere el rango de humano. Otro es el hecho de que la mente práctica,
racional, de un Pensamiento que aún no florecerá en Occidente hasta el finales del siglo XVII,
principios del XVIII, pone en evidencia lo poco resolutivo que es el
pensamiento único atado a esquemas, esto se extrae de la mentalidad del hindú
con respecto a los demás personajes.
Este
cuento largo es una composición coral donde diversas personas, también animales
como las vacas y los lobos (a la manera de Orwell o Bernardo Axaga), entran y
salen como ocurre en los viajes, como ocurre en la vida, y hemos destacado el
poco tiempo que el autor ha tenido para ofrecernos la fotografía de algunos,
porque exceptuando al cornaca y al elefante los demás no nos han acompañado
todo el camino, sin embargo, qué bien están conseguidos los caracteres, cómo se
identifican en época y posición. Y ha sido en relación con los protagonistas,
los brillantes Subhro y Salomón, donde hemos descubierto militares patéticos y
arrogantes, otros que conmueven en la aceptación de su ignorancia, monarcas y
nobles aferrados a su asignación divina y haciendo uso de sus caprichos, pero
también personas que se alimentan y crecen en la conversación con este hindú
que ha conocido otras maneras de proceder, quizás no mejores ni peores, pero sí
la evidencia de que el “siempre ha sido así” pierde su consistencia. De ahí la
importancia de viajar, viajar a otros lugares con un traslado o un libro, para
que no nos tomen el pelo si no queremos.
Durante la tertulia ha sido muy elogiado el
oficio del autor y cómo tan mayor y enfermo ha vuelto a jugar con la forma, con
el arte de intercalar los diálogos en la narración y el de contar con la
ausencia de puntos y comas que puede llegar a acobardar, pero si te relajas te
das cuenta de que el escritor, que en ese momento tenía graves problemas
respiratorios, nos hacen sintagmas completos que inspiran y expiran por
nosotros como una ayuda a la ventilación hecha de ritmos fónicos, con pausas
naturales para el lector. Y lo más difícil, el lector lo percibe sencillo, quizás
eso sí, de lectura deliciosa.
Un buen
número de sentencias hemos podido disfrutar y algunas hemos conseguido extraer
entre todas: “Necesitó cien metros para encontrar la respuesta”, “Nos hicieron
a la imagen y semejanza del inquilino del cielo”, “Los militares cuando están
fuera no echan de menos a sus familias y sí a sus ejemplares del Amadís de
Gaula”.
Nos
fascinó la figura del cornaca, su sabiduría, el hecho de que estuviera viajado
y leído, su capacidad de adaptación e inteligencia emocional, a través de él
aceptamos el alma contradictoria de los demás viajeros. Lo que nos dio para un
buen rato de tertulia sobre las capacidades en vez de las oportunidades, sobre
los activos más que los pasivos, sobre la eficiencia sobre la deficiencia. La
dificultad agudiza el ingenio, es un incentivo a la evolución, por ella, por la
dificultad, los pobres y las mujeres llevamos toda la Historia desarrollando
capacidades de adaptación, negociación, soluciones divergentes…
En
definitiva, que este elefante nos ha parecido un buen amigo de lecturas y por
más que resultara previsible en fondo y argumento y además, venir precedido de
un libro IMPORTANTE como fue “El Orden Del Día” leído en agosto. Ha sido como
un buen vino que se sigue disfrutando tras el primer sorbo por más que ya no
nos ofrezca sorpresa. Y como concluyó una tertuliana, no es un gran libro, pero
sí es una gran historia contada de forma Cum Laude, pero Cum Laude, Cun Laude.
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