La Asociación de Mujeres Universitarias ha
elegido este mes esta obra anómala del escritor donostiarra para la lectura y
posterior debate en su tertulia literaria mensual.
Una veintena de mujeres debatimos con gran
diversidad de opiniones sobre el interés por el tema, el valor documental, el
estilo de Baroja, la idoneidad de formato, la personalidad del personaje, la
época retratada, el poder, la religión, la masonería, el patriotismo y la objetividad.
En primer lugar, aunque casi todas
hubiéramos preferido leer otra obra del autor, no conseguimos llegar a un consenso
radical de si nos gustaba o si había merecido la pena, pues, aunque no es una
lectura apasionante para muchas, sí es interesante en muchos aspectos. Además, como
algunas socias comentaron, hay pasajes que también tienen emoción, como el del
encarcelamiento, tortura por parte de la Inquisición, tejemanejes de la
masonería para rescatarlo, la imprescindible participación de una mujer
valiente y finalmente la incipiente historia de amor que pudiera haber sido y
no fue.
Este y otros episodios de la vida del
oficial Van Halen se desenvuelven en una etapa histórica y social que queda
retratada. La mayoría de convocadas coincidimos en que era una etapa convulsa,
atrasada, clerical, corrupta pero interesante de la Historia de España, la
invasión francesa de primeros del siglo XIX nos proporcionó episodios que tienen
que ver con la capitulación del ejército a las tropas napoleónicas, los juramentos
a José Bonaparte, el regreso de la monarquía española con Fernando VII que dejó
de ser deseado por sus hechos, la infiltración del sentido de la “Libertad,
Igualdad y Fraternidad” entre muchos españoles cultos, lo que lleva a algunos
autores actuales a no ver tanto triunfo en la Guerra de la Independencia, el
desarrollo de la masonería, calada hasta los huesos de modernidad y contrariada
profundamente por los desmanes de la Camarilla del Rey.
En esta España y en una Europa que tampoco
le andaba a la zaga, Juan Van Halen desarrolla una carrera intensa pero
desigual. Alguna socia lo calificó como mercenario, otras como hombre de
acción, otras que tenía sólo la patria de la masonería. La verdad es que el
personaje no queda idealizado en el libro, es típico de Baroja. Aunque, con los
mimbres que Don Pío nos da, tejemos un héroe barojiano con claros y sombras, no
es un patriota aunque a veces sí, no es un hombre de familia, ni una persona
fácil, a tenor con las rupturas que sufre en las empresas que acomete, eso sí,
es valiente, arrojado, fuerte, emprendedor, aventurero, inteligente y al
parecer, según algunas frases del biógrafo, un donjuán, de cuya capacidad no
encontramos episodio alguno en este libro, porque como se comentó el personaje
no está totalmente definido.
El libro tiene un gran valor documental,
son numerosas las notas al margen, alusiones a la autobiografía del propio Van
Halen y a otros documentos oficiales. Por este motivo generamos un diálogo
sobre la objetividad de la historia y finalmente una socia dijo que no era
total, puesto que el autor había elegido los pasajes que deseaba contar y al no
contar el total, la verdad queda sesgada. Otra socia hizo una pregunta muy
interesante a este respecto —¿Pensáis que la masonería sale mal parada en la lectura?
—Esta pregunta respalda la anterior opinión, de una manera solapada, Pío Baroja
habla de la organización de la Masonería, de la entereza de sus hombres ante la
tortura, de la camaradería para ayudar en la fuga y encontrar apoyos en todos
los países y del amor por España al querer desmantelar los manejos de la
Camarilla del Rey, todo ello basado en las palabras del propio Van Halen en las
citas a su autobiografía. Pero, por otra parte, no conseguimos saber a través
de la obra qué ideales tenía esta organización y qué actividades realizaba
además de tener un sistema de comunicación muy secreto e ingenioso. Nos
quedamos con la idea de que el autor subyace en todas sus creaciones y es que
ya sabemos que Baroja tenía cierta fascinación por el anarquismo, la masonería
y creía que España era un país de curas y moscas, muy propio del desencanto de
la Generación del 98.
En líneas generales, a todas nos gustó el
estilo directo, apresurado, antirretórico, libre de adjetivación superficial y
dado a construir escenarios con varias pinceladas y sin acritud, ni idealización
ni oscurantismo en la descripción de la Inquisición, por ejemplo. La anomalía en
la bibliografía de la que hablábamos al principio se debe a que no es una
novela, ni siquiera una biografía con pretensiones de tal, más parece, y así lo
dijeron varias socias, una tesis doctoral, con un personaje que puede interesar
o no, un tema y época convulso, y que de todo se dan ciertos apuntes, de los
que en verdad se consigue extraer un gran escenario. Sin embargo, a la mayoría
de las tertulianas nos hubiera gustado una narración novelada, el personaje
tiene enjundia y el marco no puede ser más sugerente. De esta manera ha quedado
un Van Halen muy desdibujado, según las participantes, como si Baroja no se
hubiera identificado con él, la
narración queda interrumpida por tantas notas y fechas que dan valor al
documento como una tesina de matrícula de Honor pero no engancha y puede llegar
a aburrir.
Finalmente, estuvimos de acuerdo en que la
imagen de la mujer andaluza que hace el autor en el episodio del Puerto de
Santa María, ligera de casco, en confusión con la mujer desenfadada y alegre,
nos ha desagradado, porque somos mujeres, andaluzas de origen o destino y
porque creemos que Baroja no nos conoció bien, todo el que se queda lo
suficiente se enamora de Andalucía.