sábado, 28 de abril de 2018

TERTULIA LITERARIA DE AMUM – ABRIL 2018


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    El pasado lunes 23 de abril tuvimos nuestra tertulia literaria, en la cual dialogamos y debatimos sobre el libro de la estadounidense Elizabeth Strout, Me llamo Lucy Barton.

    Me llamo Lucy Barton es un libro de estilo simple, claro, honesto, directo, pero como señalaron algunas de las presentes muchas veces lo sencillo llega después de un gran trabajo. Una obra que nos habla de la búsqueda de amor, pero también de la soledad, de las carencias, del triunfo, de los logros y de la igualdad de oportunidades.

     La protagonista, escritora nacida en un pequeño pueblo de Illinois, en Estados Unidos, narra las conversaciones que tuvo con su madre durante cinco días mientras estaba ingresada en un hospital de New York. Conversaciones con mucho de cotilleo y poca profundidad, en las que comentan sobre conocidos y familiares, pero siempre con el mensaje latente por parte de la madre de lo mal que les ha ido a algunas mujeres que tal vez ambicionaron demasiado o salieron de los patrones establecidos. ¿Una advertencia de lo que podría sucederle a Lucy?

    Lucy se nos presenta como un personaje poco complicado, alguien que tiene  en claro sus objetivos, es una superviviente, una mujer que a pesar de provenir de una familia marcadamente disfuncional, con grandes carencias de todo tipo (económicas, culturales, afectivas) puede triunfar.

    Cinco días en el hospital con su madre, que acude tal vez a cuidarla o hacerle compañía, podrían haber dado lugar a reproches o recriminaciones, pero hay sin embargo por parte de la protagonista una aceptación de cómo es su madre, esa madre que no puede o no es capaz de decir a su hija, te quiero.
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    Lucy es una individualista,  su individualismo la hace grande, habla con la madre y la perdona, continúa el vínculo con sus hermanos de una forma práctica,  llamándoles por teléfono o enviándoles dinero,  sin remordimientos.  Del mismo modo que no acepta el dinero de su marido, por el origen nazi del mismo. Pero Lucy necesita el amor o el afecto de los terceros, como el médico que la atiende en el hospital o su vecino Jeremy.

    En este punto es donde nos preguntamos cómo manifiesta ella sus sentimientos, cómo expresa su amor, a veces parecería que tiene una extraña forma de amar, o no. Ama profundamente a sus hijas, pero no vacila en irse de su casa para seguir su propio camino. Criada en el frío físico y afectivo, llena de carencias, ¿puede rodearse de calidez? Por ello una de las presentes manifestó que no vio ningún rasgo de amor en Lucy, como tampoco en una sociedad que se presenta como fría y distante.

    Mucho se habló también de los valores de su familia de origen, que aunque casi marginales son WASPs (white anglo saxon protestants) con antepasados llegados a Estados Unidos hace siglos, y si esa manera de expresar sentimientos por parte de Lucy, de su madre y del resto de la familia, está o no relacionada con el protestantismo. Una de nuestras socias, que procede de una cultura luterana, opinó que más que una cuestión de religión es un tema de cómo funciona la sociedad en un lugar y en un momento dado, que lo que le sucedió a Lucy bien podría haber ocurrido en otras sociedades. Pero también podría ser una mezcla de religión y de exclusión social.

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    Muy interesante resulta el contexto y los lugares, cómo Strout nos sitúa en dos mundos casi antagónicos, el pueblo de Amgash en Illinois, donde transcurre la infancia y adolescencia de la protagonista, y la sofisticada Manhattan, con ese emblemático edificio Chrysler y la escultura de Carpeaux en el Metropolitan Museum.

    De alguna manera Amgash nos trajo a la memoria la película Nebraska y esa “basura blanca” (white trash), que es la esencia de la familia Barton, tan vilipendiada por quienes han podido salir de ese entorno o que nunca han pertenecido a él. El desprecio de los que no lo son queda manifiesto en la expresión de la suegra cuando dice que             “Lucy viene de la nada”. Duro… ¿puede en ese contexto de pobreza y abusos de todo tipo existir cierto tipo de amor, un amor difícil, peculiar?

    También se habló de la relación que Lucy tiene con su padre y esa aterradora escena en que es encerrada en una furgoneta. ¿Qué es “la cosa” a la que ella se refiere? ¿Es una víbora o tal vez un abuso sexual? ¿Por qué su recuerdo recurrente de la mano del padre en su nuca? La pregunta quedó flotando.

    Si bien el libro en general gustó mucho hubo  también quienes consideraron que el libro es demasiado “americano”, que refleja valores y situaciones muy alejadas de las nuestras, que nos presenta una sociedad fría e indiferente al amor y los afectos.

     En resumen una larga y muy interesante tertulia sobre un buen libro, que no nos dejó indiferentes.


Comentario : Cristina Malena

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