Como un río, con sus meandros y arroyos
afluentes, así, con un ruido caudaloso por las conversaciones, vestidos,
camisetas de colores, personas diversas, muy diversas, se fueron aproximando
ayer al Museo del Grabado Español Contemporáneo por las estrechas y sinuosas
calles del casco histórico de Marbella.
Dentro no cabía ni un alfiler, prensa, artistas, artesanos, aficionados,
amantes del arte, una vorágine excitada, ansiosa, jubilosa, incrédula y deseosa
del “carpe diem” por lo que ocurra dentro de diez minutos, que no sabemos…
La reapertura “provisional” del MGEC convocó a un número impropio de personas,
impropio para un acontecimiento cultural de semejante naturaleza. El alcalde D.
José Bernal tuvo unas acertadas palabras sobre el arte unido a la comunicación
y a la necesidad de ser expuesto que justificaban la simple necesidad de
reabrir un Museo, que aún no comprendo por qué fue cerrado, si al día siguiente
no iban a empezar las obras de su ampliación.
En fin, con un fondo de música experimental, muy desestructurada y que algunos
no comprendieron, aunque a mí me apreció acertadísima, comenzó una visita por
las distintas salas para poder disfrutar de lo Mirós, Millares, Vilatós,
Chillidas, Palazuelos, Tápies, Guinvarts, Carrunchos, Dionisio González,
García-Álix, Feitos, Martín Chirinos, Barcelós y muchos, muchos más y de sus
espectaculares obras. Autores reconocidos compartiendo muro junto con los
mejores premios que convoca el museo anualmente. Grabados, fotografías y
esculturas se distribuyen en un espacio expositivo excepcional, el edificio
ya es en sí una obra de arte, un palacete del Siglo XVI, el antiguo Hospital
Bazán , un representativo conjunto de la arquitectura
civil renacentista situado en el laberíntico Casco Antiguo de Marbella.
Durante el tiempo que ha estado cerrado ha habido una gran actividad por parte
de la Asociación de Amigos del Museo, especialmente de su Presidenta Doña
Blanca Molet que han organizado conferencias, talleres y exposiciones en
otras dependencias municipales, y viajes culturales que han mantenido el
espíritu de la institución viva. Gracias a ellos y a la labor de todos los
trabajadores del museo no nos ha sido posible olvidarnos de su importancia y
necesidad para la ciudad. En especial a su director, D. Germán Borrachero, que
ha vivido como si el Museo estuviese abierto, al igual que María José Montañés
con su intensa actividad pedagógica en los talleres de grabado, Antonio Sánchez
que no ha tirado la toalla, que ha fotografiado todo encuentro, todo evento
donde se hablara del museo y su colección, y tantos otros que han mantenido el
espíritu del Museo presente para que no se olvidase.
Ayer se percibía un sentimiento de euforia compartida impropia, impropia por la
naturaleza del evento, quizás más usada para una victoria en un mundial de
fútbol, me hace taaaan feliz...
Texto de Ana
E.Venegas
Fotografías
de José A.Correa
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