La tertulia literaria de Febrero nos ha
dejado una magnífica tertulia, reñida y rica en matices. La obra de Eduardo
Mendoza, “La Ciudad de los Prodigios” suscitó una gran variedad de opiniones
que abarcaron todo el arco de sentires desde “no me ha gustado nada” hasta es “una
obra de arte”.
La Asociación de Mujeres Universitarias de
Marbella se volvió a reunir en el Marbella Club para analizar un libro, en este
caso, una de las cien mejores obras literarias de las letras españolas según el
periódico El Mundo.
Como ya hemos dicho, hubo opiniones para
todo. Lo que sí unió a la mayoría de las contertulias fue el hecho de que la
obra les había resultado larga, que le sobraban digresiones históricas y si no estaban
de más, algunas socias pensaban que la manera de introducirlas rompía la
historia.
Por otra parte también la mayoría sintió
que la estructura de la novela que va desde 1.888 con la primera Exposición
Universal en Barcelona y 1.929 con la Segunda, era una genial creación, ya que
centraba la historia del protagonista y la del despegue industrial, la
modernidad, de la ciudad de Barcelona de una manera muy justificada.
Una sensación extraña nos quedó a algunas
al leer esta novela en estos tiempos después de haberlo hecho en 1986. Y es que
el apasionado catalanismo, no así independentismo, de los comentarios de
ofensas y exaltación, que en los ochenta nos hizo empatizar con una región de
España que había sido maltratada en algunos aspectos, como el de frenar sus
proyectos con la burocracia central, en la actualidad chirria. Ahora, con todo
lo que está ocurriendo con el independentismo y con lo que se siente desde aquí
abajo, con numerosos comentarios hacia los andaluces y analizando las
diferencias de impulso de la modernidad, la verdad es que la simpatía es más
agridulce.
En lo que sí hubo casi unanimidad fue en la
consideración de genialidad entorno a la creación de los personajes,
destacando:
.Onofre,
un pillo, listo, falto de escrúpulos, paleto, muy mezquino, propio de la
picaresca española y según una de las contertulias, mezclado con el carácter de
la región francesa de la Picardie. Una reacción a su origen. Un ser que mal que
bien se hace a sí mismo.
.Don
Braulio, un histriónico con dos vidas, el hostelero gandul y la travesti
masoquista que surca la noche en busca de dos mamporros bien dados. Aunque
increíble, como muchas socias comentaron, los intentos de suicidio de D. Braulio
no dejan de ser hilarantes y avecinan lo que será la literatura surrealista y
cínica de Mendoza en sus producciones posteriores.
.
Delfina es otro personaje fuera de lo común y sólo de imaginar una hembra canija
y desgarbada, despeinada por más señas, regateando en el mercado de abastos con
un gato, llamado Belcebú para más inri, como arma de destrucción masiva, es que
ya provoca la risa.
. Y
así encontramos otros muchos como el Americano, la Pitonisa, el Cura, el
inventor, el taxidermista, el hermano-alcalde…
Las digresiones históricas fueron objeto de
análisis y mientras algunas socias pensaban que habían aprendido mucho, o
recordado de la historia de España e incluso Europa en esos tiempos, hubo quien
sintió que eran excesivamente extensas y que rompían el ritmo. De ahí que se
les hubiera hecho tan larga la novela.
Alguien comentó la anécdota de que el autor
había titulado la obra “El Mercado de la Libertad” pero que la editorial creyó
más conveniente “La Ciudad de los Prodigios”, y muchas pensamos que había sido
una buena decisión.
Por otra parte hemos de aplaudir una prosa
magnífica cargada de cinismo e ironía, con algunos trazos de Realismo Mágico,
que alguna contertulia consideró “un quiero y no puedo”. Y una estructura de
entre Exposiciones que recorre la vida del protagonista a través de tres
mujeres como le había aventurado la Pitonisa en su lecho de muerte.
Aunque Onofre, el personaje principal es un
ser cruel, sin sentimientos, que usa todo y a todos. Una socia amante de las
enjundias filosóficas, nos hizo notar que la obra mejora en ese aspecto hacia
el final. Cuando, él hace una revisión de su vida y de las personas a las que
ha perjudicado, incluso matado.
Coincidimos también en que la novela estaba
saturada de imágenes, de historia, de chascarrillos, de anécdotas, en un efecto
de recopilación de todo lo que ocurría en la ciudad. Este hecho puede ser
considerado como un totum revolutum o como unas crónicas de cómo la ciudad de
Barcelona entró a la modernidad y de la sociedad que lo hizo, más o menos
decentemente. Tanta condensación de factos da una sensación de incredibilidad a
los hechos y a los personajes que perturbaron, sobre todo, a las socias que no
habían crecido en España. Aunque también se hicieron preguntas si no les
gustaba porque no habían vivido esa época. En realidad “Las Ciudad de los
Prodigio” ha sido traducida a cuarenta idiomas y es objeto de numerosas tesinas
incluso en el extranjero. Eso sí, tuvo tiempos mejores y sobre todo que ya se
notaba la línea surrealista que luego seguiría el autor.
La genialidad a la hora de poner nombres a
los personajes fue aplaudida por un buen grupo de tertulianas Onofre Bouvila,
D. Braulio, Odón Mostaza, Efrén Castell, Delfina, Humbert Figa y Morera, María
Belltal… Estos personales novelados se entremezclan con personajes históricos
reales como Primo de Rivera, Alfonso XIII, la Zarina y con otra fauna que
poblaba la ciudad como nobles, prostitutas, carpinteros, curas, mujeres de su
casa, albañiles, niños ladrones. En un batiburrillo denso y bastante increíble
si no fuese porque existieron de verdad como personas o como estereotipos.
Otro hilo que evoluciona en la obra fue el
que una socia nos indicó, y es el de los adelantos técnicos que nos comienzan
la novela en calesa, acabándola en avión, pasando por todos los prodigios que
pueden verse en las calles, en las obras y en las exposiciones universales.
Esta novela es una obra mastodóntica de
documentación que muestra la pasión por los conciudadanos de Barcelona, por su
esfuerzo inversor, el trabajo que desarrollaron para modernizar la ciudad y su
economía. Pero no sólo de glorias vive la ciudad, el autor aprovecha para mostrarnos
los oscuros en sus personajes imperfectos y en las maneras de hacer negocio, no
siempre legales.
Ana E.Venegas
Ana E.Venegas
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