EL
CIUDADANO ILUSTRE EN EL CINE FÓRUM DE AMUM DEL 27.10.2017
El viernes pasado
nos reunimos para ver una excelente película argentina (en coproducción con
España), El ciudadano ilustre. Acreedora de numerosos premios, entre
ellos el Goya a la mejor película hispanoamericana de 2016, la Copa Volpi al
mejor actor para Óscar Martínez en el Festival de Venecia y la Espiga de Plata
y mejor guión en la SEMINCI de Valladolid, este film contó con la dirección de
Mariano Cohn y Gastón Duprat, quienes tuvieron también a su cargo la
fotografía, siendo el guión de Andrés Duprat.
Directores de una
trayectoria más que interesante, Cohn y Duprat han trabajado desde 1991 siempre
juntos, desde sus épocas de estudiantes universitarios, empezando con obras de
video arte y cine experimental para luego continuar con largometrajes de
ficción como El artista, sobre el complejo y contradictorio mundo del arte
contemporáneo, y El hombre de al lado, crítica al entorno académico.
Directores de sin
duda un alto nivel intelectual nos cuentan en El ciudadano ilustre, con un
estilo de costumbrismo surrealista, la historia de un ficticio premio Nobel
argentino, Daniel Mantovani, y su regreso a Salas, un pequeño pueblo de las
pampas, en el que ha nacido y al que no ha vuelto desde que era un joven con
aspiraciones de escritor. En Europa, donde vive hace años, junto con la
correspondencia que le llega a diario recibe una carta de la municipalidad de
Salas en la que lo invitan a recibir el máximo reconocimiento del pueblo: la
medalla de Ciudadano Ilustre. Sorprendentemente , y a pesar de sus múltiples
compromisos, Mantovani decide aceptar la propuesta.
Este viaje será
un regreso triunfal, un recorrido al pasado en el que se reencontrará con
viejos amigos, amores y paisajes de juventud, pero sobre todo será un viaje al
corazón mismo de su literatura. Porque toda la escritura de Mantovani, quien
desde que le otorgaron el Nobel cinco años atrás, no ha podido escribir nada,
producir ninguna obra, está centrada en ese lugar, en Salas y en las cosas que
allí ocurrieron.
Pero una vez en
Salas el escritor constatará tanto las afinidades que aún lo unen a Salas como
las insalvables diferencias que lo transformarán muy rápidamente en un elemento
extraño y perturbador para la vida del pueblo.
Porque como
sucede en muchos regresos de este tipo se produce la colisión entre dos mundos,
en este caso el de la cultura y la erudición, el de las palabras pomposas y la
condescendencia intelectual y el refinamineto cosmopolita, y el de los otros,
ese pueblo chato o llano, que finalmente muestra todas las mezquindades
imaginables.
Contada en cinco
capítulos, con un humor por momentos desopilante, la película presenta muchos
aspectos para la reflexión y el debate: la relación entre la celebridad y el
pueblo llano, el regreso de una celebridad que después no llega a coincidir con
lo que el pueblo ha imaginado que puede ser, los ajustes de cuentas, la
relación amor/odio que o levanta una estatua o defenestra sin más, el nacionalismo y chauvisnismo exacerbado, el
conformismo de un pueblo que tal vez puede ser la metáfora de un conformismo
nacional?
Según los
directores ellos trataron de retratar a los personajes sin opinar y muchas
veces generando escenarios incómodos, en los que no se está seguro de si da para
reir, si están hablando de ti o del que tienes al lado y que plantean un juego
de identificaciones, de asociaciones y cierta distancia. Cohn y Duprat tratan
de ver como actúa y se comporta la gente a la que le va bien, gente que tiene
que ver con un mundo del pensamiento más sofisticado que el de la mayoría, y
ver cómo actúan cuando quedan puestos en una situación límite.
Por supuesto todo
esto dio lugar a un más que interesante debate. En primer lugar la pregunta
lógica: ¿por qué el protagonista, después de casi 40 años de ausencia, decide
regresar a Salas, él que rechaza la sobreexposición e invitaciones de medio
mundo? ¿Lo hizo para volver a sus orígenes, a su tierra, a sus afectos y amores
de juventud? O ¿lo hizo para nutrirse, para reencontrarse con la escritura,
después de cinco años de bloqueo literario?
¿Cómo es
realmente Mantovani? ¿Un ser antipático, odioso y desagradable? ¿Es un vanidoso
o un simple egoísta? Mucho se señaló en
el debate su falta de empatía hacia los demás, como en la escena tan dura del
padre de un niño discapacitado a quien larga un extenso discurso de por qué no
le ayudará a comprar una silla de ruedas, aunque en una escena posterior sí lo
hará. ¿Era necesario ese desplante inicial?
Por su parte
todos y cada uno de los personajes del pueblo, presentados en algunas escenas
casi como estatuas u observadores/escrutadores, son una especie de arquetipo de
los habitantes de una pequeña comunidad, que puede ser en la Argentina o en cualquier
pueblo de España o de cualquier otro país. Universales, de alguna manera. Desde
el admirador sincero del escritor al que se finge admirador para sacarle algo, el
alcalde populista, oportunista y
prevaricador, al antiguo amor, o el amigo que se quedó para siempre en el pueblo
o la joven supuesta admiradora que contempla a Mantovani como una plataforma de
huida de la mediocridad del pueblo. Y en algunos de esos personajes no falta tampoco,
como puntualizaron algunos asistentes, el machismo y la pertenencia de la
mujer.
Hay sí dos
personas que muestran afecto desinteresado hacia Mantovani: el chofer del taxi,
un ser simple pero bondadoso y comprensivo, que le ayuda a escapar del
hostigamiento en el acto de entrega de premios de pintura, y el empleado de la
recepción del hotel, que admira al escritor, y le ayuda en tratar de mantener
su visita de incógnito. Frente a este chico Mantovani muestra también su
aspecto más humano y afectuoso.
Sin duda, dentro
de este costumbrismo surrealista de la película hay también un fuerte
cuestionamiento al concepto de cultura, esa cultura oficial que lleva a trampas
e ignominias, frente a la cultura profunda y a la libertad en la creación,
siendo en este punto paradigmático el discurso de Mantovani en la entrega de los
premios del certamen de arte.
Otros dos puntos
señalados en el debate fueron la entrada y salida de Mantovani del pueblo y las
imágenes del flamenco muerto. Mantovani entra a Salas de manera triunfal (y
absurda) en un camión de bomberos, junto a la reina de belleza del
pueblo: aclamado como el héroe, la celebridad, pero sale sin embargo llevado en
una camioneta, tarde en la noche, solo y defenestrado, casi como dirigiéndose
al cadalso, cual María Antonieta hacia la guillotina. Aunque no está dicha por
su parte la última palabra…porque tal vez ha encontrado nuevamente inspiración?
En una de las
escenas iniciales de El ciudadano ilustre aparece la imagen de un flamenco
muerto, imagen que se repite al final casi de la película, cuando se presenta
en Barcelona el último libro de Mantovani, que se titula precisamente El ciudadano
ilustre. ¿Representan esa imagen la creatividad muerta, y luego de la
publicación de su novela, también basada en Salas y lo que allí le ocurrió a su
regreso, la muerte de su inspiración???
Muchas preguntas,
algunas respuestas, excelente película y estupendo debate.
Nuestro
agradecimiento al Dr. Carlos de Sola, director del Instituto de Enfermedades Digestivas
y del Hospital Banús, que tan generosamente nos presta sus instalaciones
Buenísimo cine forum que nos hizo reír y reflexionar .
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