Un libro de relatos valientes, chispeantes
y originales ha sido el centro de la Tertulia de Mujeres Universitarias de
Marbella en el mes de Enero. Una casi unanimidad de las socias asistentes
consideró la obra muy valiosa y la tertulia se sucedió desentrañando el motivo
de nuestra satisfacción literaria.
Alguna socia confesó haberse sentido
confundida en un principio por el rompedor formato, incluso hubo una que no
consiguió disfrutar ante un texto de tal elipsis que le resultaba inconexo, telegráfico
pero noqueador. Y es que la autora produce una prosa a latigazos, “to the point”,
al grano, de un efecto mordaz, olores, sabores, colores, acciones que se
suceden, pinceladas en las que no hacen falta más palabras, sujeto+verbo+complemento,
tres palabras en innumerables ocasiones. En la traducción en español se ha
optado incluso por omitir verbos, sujetos, encerrando un adjetivo entre puntos
y seguidos, una coma bilabial y oclusiva. Pero esta forma de escribir infringe
el ritmo de mil vidas en una, nos queda el regusto de que nos han contado mucho
en comparación con otros libros que se retuercen sobre las ideas con palabras y
más palabras, como espirales entorno a un eje semántico. Una tertuliana habló
sobre el efecto de espontaneidad, que no puede ser más engañosa porque la ausencia
de palabras está muy trabajada, se debe
a un objetivo de estilo. Hubo quien vio el intento de comunicarse de un
alcohólico en las palabras-mensaje. Otras percibimos una osadía gramatical
propia de una mujer muy inteligente, indomable y trasgresora.
La autora escribe como vive, eso comentó
una asistente, se refería al tono desenfadado, a temas a primera vista banales,
con problemas cotidianos, aunque no cercanos para nosotras, menos mal, tratados
en modo superviviente, punzante, agudo, humorístico, con comparaciones
originales y chispeantes, una especie de frontón al que la vida le da, pero
sigue siendo pared. La lectura de los relatos produce una sensación de montaña
rusa. Y a fuerza de ver subir y bajar a las protagonistas, una acaba viendo a la
mujer, la de ahora, la de siempre, mucha mujer, tratamiento femenino, no hay
más remedio que acabar admirando a la Mujer, en especial esa conformación que
uno se hace al leer la colección de relatos, parece que todos nos hablan de la
misma, Mujer, mujeres reales, madres,
enfermeras, mujeres de la limpieza, esposas de adictos, profesoras, desorientadas,
fuertes, con problemas, con vidas terribles, felices a ratos, Mujer en
definitiva.
El hijo de la autora, apuntó una socia,
había confesado que todos los relatos tienen parte de su madre y una tiene la
sensación de que le han dado una biografía por entregas de la propia Lucía
Berlín. Una vez, una escritora con ínfulas me comentó que un relato no era
bueno si se veía a la autora entre líneas y que en mis escritos se me veía a mí, pues en
este libro se ve a Lucía Berlín por todas partes y es el libro del año para
Babelia y el más vendido en Estados Unidos, el talento es quizás algo que puede
estar fuera de norma.
Las mujeres que la autora nos presenta son
hijas y nietas de alcohólicos, una alcohólica ella misma. Este enorme problema
nos da relatos terroríficos de adictos, de la cotidianidad del adicto, del
síndrome de abstinencia, de lo que se es capaz de hacer por un trago o por un “viaje”.
Una tertuliana apuntó que se veían en la
colección, con claridad, los dos factores que influyen en las adicciones, el
componente genético y el ambiental. Tanto la autora como “su Protagonista” ha
estado sometida a las dos influencias. Sin embargo, es una madre preocupada que
hace cualquier trabajo para sacar adelante a sus hijos, un aprendizaje por reacción
al comportamiento de la suya propia.
Algo que gustó mucho fue la sensación de
que existían dos niveles. Ya el escritor y crítico literario argentino Ricardo
Pligia contó, en alguno de sus ensayos, que en los cuentos había dos historias,
una debajo de otra, la prueba de ello en esta obra son los finales, llenos de
pequeñas sorpresas, confesiones del alma, giros a la historia principal.
Lucía Berlín publicó 77 relatos en revistas
y periódicos, de ellos 43 están en esta colección. Alguna socia sintió que
había relatos de relleno, otras en cambio vieron que no era posible porque se
habían publicado de forma individual y que por poco que pareciera importar,
seguían conformando la historia y el personaje que te hacen sentir que has
leído una novela, en vez de unos relatos sin conexión.
A través de los relatos hemos visto unos
Estados Unidos que muchas no conocíamos, un país muy real, Nuevo Méjico, Texas,
lugares con segregación racial, al menos cultural, de fuertes tradiciones y
esquemas inalterables. Más singular es por tanto ahí el devenir del pensamiento
de los años 60 cuando la gente joven empieza con la liberación sexual, el
choque generacional y el Flower Power,
justo la época más prolífera de la autora. Hay un cuento que habla de una lavandería
de indios americanos, nos hace pensar que también las hay de blancos, es una
historia bajo otra, la peculiaridad de esos establecimientos, las personas, los
colores de las ropas y la división racial. En otro se descubre que la familia
de la protagonista no perdona a su hermana por haberse casado con un mexicano,
aunque fuese de clase pudiente.
Las socias hemos aportado numerosos
detalles en cuanto a la obra y la autora
que demuestra ser muy valiente, creativa, libre, osada, sensible en el trato
con las personas enfermas, solas, adictas; las niñas que han sufrido abusos
sexuales, incluso en su propia familia; habla de muchos temas, de muchas
historias, de muchos personajes, de muchos lugares, de la capacidad de
adaptación, de la lucha, la pelea de la vida, el sufrimiento y la aceptación,
sin dramatizar, sin aspavientos, dejando incluso un regusto victorioso, haber
sobrevivido.
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