Este mes hemos tenido una tertulia irregular ya que comenzó con la Asamblea anual de la asociación con lo que gran parte de la tarde la pasamos votando presupuestos, gestiones y ese tipo de actividades necesarias pero muy aburridas. Posteriormente comentamos brevemente la Novela de Nick Horney “En Picado” que nos movilizó a la unanimidad en la opinión de que es una novela menor con algunos detalles resaltables y muy poco que decir.
En primer lugar resulta atrayente la creación al estilo histriónico de Tom Sharpe de un grupo de cuatro suicidas que coinciden en la terraza de un edificio abandonado por la sociedad que no por los desechos de ella. El edificio es importante en la historia, una analogía entre el mundo estandarizado y al que van a parar los protagonistas tras salirse de la norma, se encuentran allí: un famoso presentador de televisión que ha sido defenestrado de su limbo al ser pillado en su pederasta afición, una madre soltera aislada del mundo por su obligación de cuidar a un hijo con gran discapacidad, la hija de un político malcriada incapaz de aceptar un rechazo y que se enfrenta a sus padres por pura rebeldía infantil, finalmente, un componente de un grupo de rock que no acepta que “se le ha pasado el arroz”. Es verdad que con esos ingredientes, propios de Sharp, se podría haber realizado una historia surrealista, lo que echo de menos es precisamente eso, si presentas una situación humorística, irreal, el lenguaje, los diálogos tienen que engordar ese estilo. Sin embargo si lo que se pretende es un tratamiento serio del tema del suicidio, entonces, se debe hacer un análisis más profundo de los dolores, incoherencias, frustraciones e irracionalidades de los protagonistas. En definitiva, se echó de menos más seriedad o mucho, mucho más humor.
Me resulta ingeniosa la estructura de la obra, con capítulos cortos donde en cada uno el narrador es uno de los personajes, de forma que la situación está contada desde distintos puntos de vista e incluso a veces se pisan y corroboran situaciones. Por otra parte se ha querido hacer un mapa de prototipos de personas que cometen suicidio, el poderoso que pierde su supremacía, la mujer que no tiene razón para vivir, la joven que no tolera la frustración y la deja su novio o el joven que pretende seguir con su cómoda vida de adolescente en su banda de rock muerto de miedo ante la idea de tener que evolucionar. Bien, aunque estas personas podrían ser víctimas de la desesperanza otra cosa es que llegaran al suicidio, miserables, miserables se sienten todas las personas alguna vez en su vida, pero para suicidarse hace falta un componente patológico que no percibimos en ninguno de ellos.
Ana E.Venegas
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