lunes, 28 de marzo de 2022

Exposición de Christine Arlert, nuestra socia Christine, en la Casa de las Tejerinas en Estepona

 


     Nuestra querida socia, la artista francesa Christine Arlert, expone una colección de obras de pintura en la Sala 1 de la Casa de Las Tejerinas, sita en la Plaza de las Flores. El color y el juego de volúmenes de la obra de Christine llenan de emociones unos paraísos artificiales serenos y vivificantes.

    La exposición de la artista afincada en Estepona constará de 18 cuadros realizados en técnica mixta sobre lienzo y óleo sobre lienzo, y se podrá visitar hasta el 30 de marzo de martes a viernes, de 09:00 a 20:00 horas, y sábados de 09:00 a 14:00 y de 16:00 a 20:00 horas, con acceso libre. 

Christine Arlert nació en París y ha vivido en distintos lugares de Francia, como la Costa Azul. Actualmente comparte su vida entre Bruselas y Estepona.

Después de completar una maestría en economía en ICHEC en Bruselas y obtener experiencia laboral, decidió cambiar de carrera y explorar el mundo de las artes, por lo que inició su formación en diferentes academias y talleres de Bélgica.

La artista manifiesta que la pintura cambió su vida “al liberar mis emociones en un espacio de libertad”. Le gusta el arte en todas sus formas, en el ámbito del arte contemporáneo admira a artistas como Gerhard Richter, Rothko o Zao Wou-Ki.

Trabaja en acrílico y óleo, que prefiere por su fluidez, transparencia y todas las posibilidades que ofrece, aunque también explora nuevos medios.

Los temas en los que se enfoca son variados; ha trabajado mucho en retratos y modelos en vivo; sin embargo, ha encontrado una sensibilidad hacia la abstracción expresionista. Los colores siguen siendo un vector de emociones que Christine espera transmitir. Su fuente de inspiración es la naturaleza, en concreto, piedras, cristales y agua.

Su pasión por la pintura al óleo la ha llevado a exponer en varias ocasiones, tanto en Bélgica como en España. 











Velada Musical AMUM marzo 2022 con fotografías y vídeos


  El pasado sábado asistimos en la Fundación Fred Friedrich de la Campana de Marbella a nuestra última velada musical. Olga Tarasova, la profesora de la Orquesta Filarmónica de Málaga, hizo de sus gestiones generosas para que pudiésemos disfrutar del prodigioso y joven pianista de origen armenio Emin Kiourktchian. El acto estuvo presentado por la directora del museo Fred Friedrich, Nelly Friedrich, nuestra presdidenta ana Eugenia Venegas y la propia Tarasova. 



   El repertorio asombró a la audiencia por su complejidad técnica y su apasionada interpretación. Hubo obras de Beethoven, Bach y Rachmaninov que escuchamos con asombro y placer.


    Posteriormente al concierto disfrutamos de un cóctel que se alargó hasta bien entrada la tarde noche entre conversaciones divertidas y proyectos.

Fotografías y vídeos de Kats Pecson Bacani y José A.Correa

Emim Kiourktchian ha ganado numerosos concursos, entre los que destacan en 2015 el primer premio Ex Aequo en la Escuela internacional de música Presjovem. En 2016, en Córdoba, el primer premio del VI Concurso Nacional de Jóvenes Interpretes América Martínez, primer premio del «III Concurso Internacional de Piano Ciudad de Sevilla «Julio García Casas» para Jóvenes Talentos. También ha conseguido el primer premio nivel infantil «Rafael Orozco» en el XXXV Concurso de Piano Ciudad de Linares «Marisa Montiel» y el primer premio en el Concurso Internacional Rotary Club de Marbella.

Primer premio absoluto y premio especial por la interpretación de una obra de Bach en el Concurso Internacional «Pequeños grandes pianistas», en Sigüenza en mayo de 2017. En septiembre de ese año ha participado en la Internacional Music Masterclass actuando en el concierto final. En el mismo mes participó en la final del Concurso Internacional «Piano Córdoba», obteniendo el 2º premio y una beca para cursar los estudios en la Academia Amadeus de Viena. En octubre del mismo año ha actuado como solista con la Orquesta de Cámara de Murcia en el Teatro Villa de Molina, ha actuado en el marco Jóvenes Talentos en Murcia.
En abril de 2018 actuó como solista con la orquesta de cámara «Capricho Español», interpretando el concierto nº 19 KV 459 de Mozart. El 11 de mayo de ese año actuó junto con el maestro Manuel Hernandez Silva y la Filarmónica de Málaga, interpretando el concierto nº 19 de Mozart. En verano de 2018 ha participado en el festival internacional Somerfestival Orpheus in Wien, recibiendo clases de Millena Molova (alumna de Emil Gilels) y posteriormente de Evgeny Kisin.
En abril de 2019 ha actuado como solista en el concierto nº 3 de Beethoven en el auditorio Victor Villegas de Murcia, bajo la dirección del maestro Manuel Hernández Silva. En noviembre de ese año debutó en Rusia, junto a la orquesta filarmónica de Vladicáucaso (filial de la orquesta Mariinsky), con el concierto de Grieg.
En febrero de 2020 ha actuado junto a la orquesta de Cordoba (elegido como mejor alumno del conservatorio), bajo la dirección de Tobias Gossman, interpretando el concierto de Grieg.
En abril de 2021 ganó el XL Concurso Nacional de Jóvenes Pianistas de Juventudes Musicales de Albacete, del que es entidad colaboradora Juventudes Musicales de Sevilla. Recientemente ha sido aceptado en la escuela «Reina Sofia». En octubre de 2021 ganó el primer premio del concurso Intercentros Melómano, que incluye una gira de conciertos por España.



























María Carrera protagonista del nuevo número de la Garbía


     Nuestra socia María Carrera ha sido el centro de las expectativas del ni 11 de la revista de Pensamiento y Literatura que se presentó el pasado sábado con un buen respaldo de socias de AMUM y numeroso público.

    La portada de la revista es una obra de esta catedrática de Dibujo Natural que también es objeto del artículo de nuestra presidenta Ana Eugenia Venegas que forma parte del consejo de redacción de esta prestigiosa publicación.

 

Artículo: "María Carrera la materialización de la posibilidad" de ana Eugenia Venegas

     ¿Quién puede decir que ha vivido toda su vida de su pasión? Realmente, muy pocas personas. Y sabemos incluso ahondar en la llaga; ¿Qué mujer de la Postguerra Española se ha permitido tener un objetivo que no fuese el predestinado? Una de esas personas es María Carrera Pascual, la pintora María Carrera. Ella sí ha podido. Y el origen de esta gesta está en su familia, en un padre visionario que deseó e hizo efectivo el sueño de una niña criada entre libros, pinceles, lienzos y las pieles que comercializaban en el negocio familiar. María, su esfuerzo, su talento, su creatividad y su osadía fueron respaldas por la comprensión, el respeto y el sustento económico que todos necesitamos para empezar nuestras carreras. Desde ahí, la mejor escuela de Arte de España, su licenciatura y su doctorado, sus premios y sus miles de alumnos. Hoy me propongo que conozcáis mejor a María Carrera, una mujer, artista, que nos hace apreciar el valor de las posibilidades.

    En el pueblo salmantino de Peñaranda de Bracamonte, rozando la provincia de Ávila, en plena ruta Teresiana, se encuentra expuesta una buena parte de la obra de María Carrera. La artista donó unos 70 cuadros in memoriam al pueblo que su padre consideró su patria chica. Supone una gran sorpresa y un contraste muy contemporáneo viajar por el corazón de Castilla y León, entre llanos de cereales, y tropezar con un centro de Arte donde extrañarse con una colección de obras que electrocutan con su plasticidad compleja, exigente y vital, con una técnica poderosa empeñada en sobrepasar lo esperado.

    María nació en plena Guerra Civil española, se educó en una España arrasada por ambos bandos, una España más concienciada con el reconstruir que con el crear, más abocada al sacrificio que al goce. Sin embargo, la pintora supo desenvolverse con sensibilidad y dar una visión personal en los géneros del bodegón y del paisaje, lugares donde imponer sus formas y colores necesarios para sacar lo humano que todos llevamos dentro, como principio para empezar a sentir después de que el alma se haya quedado deshidratada al estado del corcho con tanto desastre. Y dobló la espalda, como todos los españoles de aquel tiempo, y pintó y estudió e investigó. Fue una de esas pocas mujeres que asistieron a la Universidad, ella a la más ilustre escuela de Arte de España, La Real Academia de San Fernando. Y estudió tanto y pintó tanto y creó tanto y lo hizo tan bien que se graduó con el expediente más brillante y premios del Estado.

    Los retratos y los escenarios de María son en mi opinión de otra envergadura, de un fondo intelectual muy elaborado, asentada sobre las bases de su formación académica, sobre las corrientes surrealistas, simbolistas y expresionistas, marcada incluso por el clasicismo y el Barroco del que bebió en Florencia, Florencia, la ciudad que disfrutó en su juventud gracias a la beca que ganó para ampliar sus estudios en su prestigiosa Escuela de Arte donde una vez más, gracias a su esfuerzo y su talento, obtuvo las máximas calificaciones. Es en el conocimiento y la maestría donde el artista se da permisos, de la valentía se aprende valentía, y de las respuestas personales e íntimas de otros artistas es de donde los que amamos la expresión a todos los niveles, hacemos descubrimientos sobre el ser humano que también somos nosotros, tan parecidos a los demás, pero a la vez tan particulares y tan excitantes. Cualquier rasgo individual nos interesa, en la mayoría de las ocasiones, porque nos reconocemos en él. María continuó en Italia, invitada por el gobierno italiano y becada por la Fundación March. Allí disfrutó de un universo de puntos de vista de los que se apropió para darse sus propios permisos.

  

  Hemos visto en la historia de la pintura muchos arlequines, pero pocos con la carga psicológica del Gran Payaso de María Carrera, qué tristeza, cuánto vacío, cuánta diferencia de presión entre las membranas públicas y privadas del payaso de largas y lánguidas extremidades. María se doctoró en Arte con un unánime Cum Laude en la Universidad Complutense de Madrid, siendo su tesis “Pintura y Estética de Juan Ramón Jiménez”. Es interesante observar al que observa, al que cocina con ingredientes observados y luego verlo crecer en su propia huerta mientras absorbe conocimientos tan deconstruidos que caben por los pelos radicales y ascienden por los vasos leñosos hasta florecer en las copas. Así María investigó la obra de Juan Ramón Jiménez, la pictórica y la literaria, tan simples y tan pegadas a su intimismo melancólico de contrastes modernistas, pero tan necesaria para nosotros como para la languidez inquietante de muchos de los personajes de María Carrera, para sus desnudos desdibujados, culpables, ocultos, desvergonzados, fronterizos, difíciles, desnudos que te golpean primero con su expresividad y luego te dejan con la incomodidad de saber por qué te han golpeado. María Creció con Juan Ramón y desde luego los que conocemos su obra también hemos crecido con ella.

    María pertenece a la generación de 1963, unos tiempos que se caracterizaron por la apertura del régimen dictatorial del General Franco, el babyboom del que nació toda mi generación, el Pop y el Rock importado del Reino Unido y la estética de “pelos largos y faldas cortas”, además de por una reacción en el arte contra el predominio de la abstracción, pero también contra el paisajismo tradicional. Fueron unos momentos de transformación en los que una mujer y artista española, gracias a su esfuerzo y al apoyo de su familia, pudo recorrer el camino que va del deseo a la realidad, entre otras cosas porque conoció a qué tenía derecho, algo obvio pero muy triste si lo pensamos bien. ¿Cuántas personas de aquel tiempo no tuvieron la posibilidad de formarse porque nunca creyeron que era posible? Tener estudios superiores, o medios, o básicos, no estuvo en sus diccionarios y menos en la España rural. No se puede aspirar a lo que se desconoce. Gracias a su padre, María supo que se podía si se quería y se trabajaba por ello. Fue por muchos años Profesora Titular de Dibujo, Catedrática de Dibujo del Natural, en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid. Y fue y sigue siendo pintora, pintora artista, de composiciones surrealistas, expresionistas, inquietantes, de personajes incómodos, de escenas velazqueñas que invitan a un relato, a una novela. Es por lo que ha sido reconocida con los más prestigiosos premios de pintura, nacionales e internacionales, la medalla de las Bellas Artes de Madrid entre otros muchísimos, y posee un curriculum de más de cien exposiciones individuales en España y el extranjero.

  

  Ahora, María vive en Marbella y entre otras actividades relacionadas con su obra, ha propiciado que varias chicas brillantes de la municipalidad hayan podido tener más fácil el acceso a sus estudios a través de la dotación económica de las Becas de las Mujeres Universitarias de Marbella (AMUM). Es tan consciente María de la importancia de la formación y del regalo que le hizo su familia que sus donaciones son un tributo a su padre, a Don Jesús Carrera, el visionario comerciante de pieles. Qué necesarios son los He for She, los hombres de bien que ayudan a las mujeres a que se haga efectiva la igualdad de derechos, y qué inteligentes también al impedir que se desperdicien los talentos que de seguro serán un activo para una sociedad mejor.

    La portada de este número de la Garbía muestra una de las obras que más me gustan de María Carrera y, aunque quizás no sea el formato más idóneo para una portada, gracias al oficio de nuestro maquetador, Pepe Moyano, podemos disfrutar de ella. Se trata de “La Invitada” un prodigio técnico en la expresión de vajillas, vidrios y cuberterías, de muebles y enseres que da otro punto de vista a la imagen y al impacto sensitivo que produce la representación femenina en la obra de María, una Mujer que puede ser madre amorosa, expresión costumbrista, osada participante de baños desinhibidos, mujer ordinaria, extraordinaria, bella, enigmática, llena de lo suyo, de su tiempo, de su experiencia, de lo de todas y de lo de cada una.   En la Invitada hay un desnudo femenino, desnudo desdibujado en sepia, como no acabado, oculto tras la cortina, observado desde dentro del cuadro y por todos nosotros, los consistentes. Una consistencia que le falta a esa mujer que, sin embargo, se convierte en el enigma del cuadro.

    En 2017 se inauguró la Casa del Arte de Peñarroya de Bracamonte que cuenta con la exposición permanente de las setenta obras donadas por María Carrera al pueblo que su padre, Jesús Carrera, amaba. Desde allí, el poeta Antonio Colinas pregonó sobre la pintora:

  

  “Podríamos decir que un humanismo muy vivo tiembla sobre todo en ella –estoy, pensando, por ejemplo, en sus retratos, en sus “Maternidades”–, pero a la vez hay en esta pintura, como he dicho, un gran afán de libertad en la que la renovación del color y la osadía de los temas tratados tienen mucho que ver. Bodegones, misteriosos seres y paisajes que brotan de profundos y luminosos paisajes, la presencia de la mujer como revelación de lo telúrico, pero también de lo enigmático, sus paráfrasis velazqueñas que la pintora sumerge en la naturaleza, la carnalidad floral y la de los cuerpos en interiores serenos, son sólo algunos de los temas que esta pintora nos revela con llamativa y personalísima brillantez, con la misma osadía que esa mujer a caballo de uno de sus cuadros penetra en un mar de azules»









sábado, 26 de marzo de 2022

AMUM en la inauguración de Marpoética 2022 con Carmen Díaz, Antonio Muñoz Molina, Antonio Lucas y Arcangel


 Ayer tarde numerosas socias de AMUM asistimos a la sesión inaugural del Festival Nacional de Poesía de Marbella instaurado por la Directora General de Cultura, nuestra socia Carmen Díaz y dirigido por quinto año por el periodista y poeta Antonio Lucas.

 Los dos antonios hablaron sobre sus conceptos de poesía y sus propios descubrimientos biográficos que pasaron por la emoción, la sorpresa, la reflexión y la belleza.  

Las magníficas fotografías son de José Antonio Correa Coello.