jueves, 26 de octubre de 2017

“Van Halen el Oficial Aventurero” de Pío Baroja, análisis AMUM

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    La Asociación de Mujeres Universitarias ha elegido este mes esta obra anómala del escritor donostiarra para la lectura y posterior debate en su tertulia literaria mensual.

    Una veintena de mujeres debatimos con gran diversidad de opiniones sobre el interés por el tema, el valor documental, el estilo de Baroja, la idoneidad de formato, la personalidad del personaje, la época retratada, el poder, la religión, la masonería, el patriotismo y la objetividad.

    En primer lugar, aunque casi todas hubiéramos preferido leer otra obra del autor, no conseguimos llegar a un consenso radical de si nos gustaba o si había merecido la pena, pues, aunque no es una lectura apasionante para muchas, sí es interesante en muchos aspectos. Además, como algunas socias comentaron, hay pasajes que también tienen emoción, como el del encarcelamiento, tortura por parte de la Inquisición, tejemanejes de la masonería para rescatarlo, la imprescindible participación de una mujer valiente y finalmente la incipiente historia de amor que pudiera haber sido y no fue.

Resultado de imagen de van halen el oficial aventurero    Este y otros episodios de la vida del oficial Van Halen se desenvuelven en una etapa histórica y social que queda retratada. La mayoría de convocadas coincidimos en que era una etapa convulsa, atrasada, clerical, corrupta pero interesante de la Historia de España, la invasión francesa de primeros del siglo XIX nos proporcionó episodios que tienen que ver con la capitulación del ejército a las tropas napoleónicas, los juramentos a José Bonaparte, el regreso de la monarquía española con Fernando VII que dejó de ser deseado por sus hechos, la infiltración del sentido de la “Libertad, Igualdad y Fraternidad” entre muchos españoles cultos, lo que lleva a algunos autores actuales a no ver tanto triunfo en la Guerra de la Independencia, el desarrollo de la masonería, calada hasta los huesos de modernidad y contrariada profundamente por los desmanes de la Camarilla del Rey.

Resultado de imagen de van halen el oficial aventurero    En esta España y en una Europa que tampoco le andaba a la zaga, Juan Van Halen desarrolla una carrera intensa pero desigual. Alguna socia lo calificó como mercenario, otras como hombre de acción, otras que tenía sólo la patria de la masonería. La verdad es que el personaje no queda idealizado en el libro, es típico de Baroja. Aunque, con los mimbres que Don Pío nos da, tejemos un héroe barojiano con claros y sombras, no es un patriota aunque a veces sí, no es un hombre de familia, ni una persona fácil, a tenor con las rupturas que sufre en las empresas que acomete, eso sí, es valiente, arrojado, fuerte, emprendedor, aventurero, inteligente y al parecer, según algunas frases del biógrafo, un donjuán, de cuya capacidad no encontramos episodio alguno en este libro, porque como se comentó el personaje no está totalmente definido.

Resultado de imagen de van halen el oficial aventurero    El libro tiene un gran valor documental, son numerosas las notas al margen, alusiones a la autobiografía del propio Van Halen y a otros documentos oficiales. Por este motivo generamos un diálogo sobre la objetividad de la historia y finalmente una socia dijo que no era total, puesto que el autor había elegido los pasajes que deseaba contar y al no contar el total, la verdad queda sesgada. Otra socia hizo una pregunta muy interesante a este respecto —¿Pensáis que la masonería sale mal parada en la lectura? —Esta pregunta respalda la anterior opinión, de una manera solapada, Pío Baroja habla de la organización de la Masonería, de la entereza de sus hombres ante la tortura, de la camaradería para ayudar en la fuga y encontrar apoyos en todos los países y del amor por España al querer desmantelar los manejos de la Camarilla del Rey, todo ello basado en las palabras del propio Van Halen en las citas a su autobiografía. Pero, por otra parte, no conseguimos saber a través de la obra qué ideales tenía esta organización y qué actividades realizaba además de tener un sistema de comunicación muy secreto e ingenioso. Nos quedamos con la idea de que el autor subyace en todas sus creaciones y es que ya sabemos que Baroja tenía cierta fascinación por el anarquismo, la masonería y creía que España era un país de curas y moscas, muy propio del desencanto de la Generación del 98.

    En líneas generales, a todas nos gustó el estilo directo, apresurado, antirretórico, libre de adjetivación superficial y dado a construir escenarios con varias pinceladas y sin acritud, ni idealización ni oscurantismo en la descripción de la Inquisición, por ejemplo. La anomalía en la bibliografía de la que hablábamos al principio se debe a que no es una novela, ni siquiera una biografía con pretensiones de tal, más parece, y así lo dijeron varias socias, una tesis doctoral, con un personaje que puede interesar o no, un tema y época convulso, y que de todo se dan ciertos apuntes, de los que en verdad se consigue extraer un gran escenario. Sin embargo, a la mayoría de las tertulianas nos hubiera gustado una narración novelada, el personaje tiene enjundia y el marco no puede ser más sugerente. De esta manera ha quedado un Van Halen muy desdibujado, según las participantes, como si Baroja no se hubiera identificado con él,  la narración queda interrumpida por tantas notas y fechas que dan valor al documento como una tesina de matrícula de Honor pero no engancha y puede llegar a aburrir.

    Finalmente, estuvimos de acuerdo en que la imagen de la mujer andaluza que hace el autor en el episodio del Puerto de Santa María, ligera de casco, en confusión con la mujer desenfadada y alegre, nos ha desagradado, porque somos mujeres, andaluzas de origen o destino y porque creemos que Baroja no nos conoció bien, todo el que se queda lo suficiente se enamora de Andalucía.

    

martes, 24 de octubre de 2017

Las mujeres artistas y el surrealismo, exposición en el Museo Picasso de Málaga


     La ciudad de Málaga acoge a las Mujeres del Movimiento Surrealista con el título: “Somos plenamente libres. Las mujeres artistas y el surrealismo”, una colección de obras de distintas autoras que podrían ser más y que la misma muestra tiende a ello. Son más, más de las que están y todas han sido silenciadas, u olvidadas, o ignoradas, o apartadas, o, en fin, cualquier tropelía social que se intenta reparar con esta nueva exposición temporal del Museo Picasso para memoria colectiva y disfrute de los amantes del arte. 

    El surrealismo es un movimiento artístico de principios del siglo XX que surgió en Francia y tuvo como centro ideológico al poeta Andrée Breton que afirmó que “El inconsciente es la región del intelecto donde el ser humano no objetiva la realidad sino que forma un todo con ella. El arte, en esa esfera, no es representación sino comunicación vital directa del individuo con el todo. Esa conexión se expresa de forma privilegiada en las casualidades significativas (azar objetivo), en las que el deseo del individuo y el devenir ajeno a él convergen imprevisiblemente, y en el sueño, donde los elementos más dispares se revelan unidos por relaciones secretas.

    Los artistas surrealistas exploraron el inconsciente mediante los sueños, automatismos y trances inducidos, sus trabajos no necesariamente expresaron sus experiencias personales. Sin embargo, en el caso de las mujeres surrealistas, muchas de las obras son claramente autorreferenciales, contamos con numeroso retratos, experiencias personales, dolores del cuerpo materno, sueños con toque femenino, interpretaciones metafísicas con la descendencia, la bis reproductora como protagonista, soledades inquietas, vacíos, pesadillas y lucha contra demonios propios y ajenos.
    La muestra temporal del Museo Picasso Málaga nos permite descubrir a dieciocho creadoras mujeres que desarrollaron sus carreras a partir de los años veinte, en plena efervescencia del Manifiesto de Andrée Breton que clamaba por la libertad del inconsciente, de los sueños de los sentimientos pero que tuvo ramarazos de pensamiento-único en su trato a Jean Cocteau y no digamos con el rol que le tenía destinado a las féminas, de las que pretendía que fuesen únicamente musas de los artistas varones.

    A pesar de lo que se esperaba de estas mujeres, además de ser miembros estimulantes intelectualmente del grupo surrealista, fueron artistas de gran profundidad, de técnica considerable y creatividad notable. El justo reconocimiento internacional que se viene despertando en los últimos tiempos nos ofrece la posibilidad de apreciar las obras de Eileen Agar, Claude Cahun, Leonora Carrington, Germaine Dulac, Leonor Fini, Valentine Hugo, Frida Kahlo, Dora Maar, Maruja Mallo, Lee Miller, Nadja, Meret Oppenheim, Kay Sage, Ángeles Santos, Dorothea Tanning, Toyen, Remedios Varo y Unica Zürn como grupo abierto que nos sitúa ante la injusticia histórica del silencio sobre la excelencia de las mujeres en muchos campos y nos hace cuestionarnos sobre cuántas obras no se habrán perdido, cuántos descubrimientos no habrán sido usurpados y cuántas mujeres insignes no habremos olvidado. José Jiménez, catedrático de Estética y Teoría de las Artes de la Universidad Autónoma de Madrid afirma que la elección de autoras de esta exposición “no es una opción separatista, sino una tarea de recuperación”.

    Pero, por mucho que esta muestra ponga en evidencia la ignominia contra la mitad de la población de este planeta, no podemos quedarnos en el sentimiento lastimero pues la oportunidad es de gran importancia para el aprecio de grandes artistas y grandes obras.     

    Toda la colección es muy interesante y hay algunas obras de gran envergadura, muy libres, exploradoras del ser, con un lenguaje muy adecuado para expresar los adentros, sus sueños, dolores y decepciones, miedos, esperanzas, fantasías, transferencias del inconsciente y no tanto como en el caso de Frida Kahlo, cuya realidad era tan literalmente dolorosa. El individualismo y la personalidad de estas artistas se transmite mientras se construye, a través de las más de cien obras de arte entre pinturas, dibujos, esculturas, collages, fotografías y películas reunidas para la ocasión. 

    Por destacar, aunque no es el objetivo de la exposición, pero no me puedo resistir, yo destacaría la obra de Leonora Carrington a la que llegué a amar gracias a la novela de Elena Poniatowska y Leonor Fini, de gran fuerza e inquietud, la Metafísica de Kay Sage que no tiene nada que envidiar a Giorgio de Chirico, las mujeres de cabezas sobredimensionadas de Ángeles Santos, las performances de la “mitad ángel, mitad marisco” como Dalí denominó a Maruja Mallo y la fotografía equívoca de Germaine Dulac.

 
   Por poner alguna pega, el Museo Picasso ha realizado mejores montajes, en este hay una saturación de obras, algunas con muy pequeñas y detallistas, solo se pueden apreciar si te acercas, pero no te puedes acercar porque está junto a otra obra que necesita más de un metro de protección. Por otra parte, las cartelas son minúsculas y colocadas de manera que llevan al equívoco o requieren de mucha concentración para comprender a qué obra se refieren.


    En fin, no se la pierdan, es un grupo muy selecto y numeroso, nos permite vislumbrar muchas formas de entender el surrealismo, desde distintas técnicas, desde distintos relatos, desde distintas personas, personas mujer, también personas-mujer.

Fotografía de José A.Correa

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