La Feria de Arte Contemporáneo Estampa ha
celebrado su vigesimosegunda edición en las instalaciones del antiguo Matadero de
Madrid. En esta ocasión ha contado con una participación más que eminente de
protagonistas desplazados desde Marbella.
Desde el 9 hasta el 12 de Octubre ha tenido
lugar una nueva propuesta de Estampa, una feria de arte que empezó siendo un
mercado de obras seriadas y que en la actualidad cuenta con más de 70 stands
seleccionados entre galeristas, artistas, instituciones y literatura
divulgativa que aprovechan para dialogar de las técnicas, innovaciones, materiales,
el coleccionismo, divulgación y comercialización, ya que los “artistas extrañamente
comen”.
Este año destaca la participación de
dibujos, se ve que es tendencia ya que Yusto y Giner, la Galería de Vanguardia
que se encuentra en el Polígono de Marbella tiene en estos momentos una exhibición
del dibujante Manuel Antonio Domínguez. Esta Galería fue seleccionada para
exponer en Estampa aprovechando la ocasión para exportar obras de nuestra Paula Vicenti y del malagueño Javier
Calleja que volvió a sorprender con su concepción del espacio vacío donde
habitan sus miniaturas.
Un objetivo de la feria es la divulgación
del Arte contemporáneo de ahí la presencia de destacadas instituciones
consideradas de importancia a nivel nacional, es la justificación de la
presencia de nuestro Museo del Grabado Contemporáneo, único en España y que
llevó una colección homenaje al Grupo Quince, grupo revolucionario de los 70s dedicado
a idear nuevas propuestas artísticas que funcionó como taller, editora y
galería, participando artistas muy importantes en el panorama contemporáneo
español como Carmen Laffón, Antonio Saura, Manuel Mompó, José Guerrero, Luis
Gordillo, entre otros.
Esta feria es una ocasión para los sentidos, el propio emplazamiento es una contradicción en sí mismo, un gigantesco matadero del siglo pasado dedicado a la tremenda tarea de esconder nuestros diarios atentados contra el mundo animal, con el objetivo de tener nuestras panzas y nuestras conciencias contentas. Este templo de la bajeza humana se reconvierte en catedral del pensamiento elaborado, del simbolismo, de la creación en contrapartida con la muerte y la destrucción. Dentro de la Torre de Babel que habla Esperanto, encontramos una colmena donde vale todo, y todo es bienvenido, laboratorio de ideas que se comparten con entusiasmo pero que tienen un fondo igual de monetario, los que están allí, los que visitan, necesitan matar a la bestia, vender la obra, aunque pensamiento elevado, el arte, es todavía humano.
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