EL INSULTO:
El pasado miércoles
26 de junio, gracias a la generosidad de nuestra compañera Eloísa
Sánchez-Amillategui, quien ha sido nuestra anfitriona, hemos podido finalmente
disfrutar de esta película extraordinaria que ha sido propuesta para Oscar a la mejor película
extranjera en 2018.
Ganadora de
numerosos premios internacionales, esta parábola político social y judicial
intensa, que, si bien nos habla de prejuicios y traumas del pasado, de
agresiones e intolerancias, rescata la necesidad de reconciliación y la
esperanza de cerrar heridas.
EL INSULTO (2017), dirigida
por Ziad Doueiri y con dos actores estupendos en los
papeles protagónicos, Adel Karam y Kamel El Basha.
Del director:
Nacido en Beirut en 1963, Ziad Doueiri creció durante la guerra civil y a los veinte años se
trasladó a Estados Unidos para estudiar cinematografía en la San Diego State
University. En 1998 escribe y dirige su primera película, “West Beirut”, que
recibió varios premios internacionales. Siguieron “Lila dice” y “El
atentado”. Fue ayudante de Tarantino.
También ha dirigido las series “Sleeper Cell” y “Baron Noir”.
Lo que describe en la película lo vivió personalmente
en Beirut estando con Joëlle su mujer y guionista de “El Insulto”. Joëlle es cristiana
y Zouad es suni. Cuenta además con el asesoramiento de su madre en temas
jurídicos, lo que le permite desarrollar muy adecuadamente las escenas de
conclusión de una película que versa sobre las palabras, tanto dichas como
actuadas.
“Siempre empiezo mis películas con tensión,
con un incidente, por ejemplo. A partir de ahí intento ver la cadena de hechos
que provoca. Siempre empiezo con los personajes: quiénes son al principio de la
película y en quién se han convertido al final de la misma.” Yo incluso veo la película desde otra perspectiva: desde el punto de
vista de las mujeres. Ellas tienen una visión muy diferente. Las mujeres
aceptan muchos más matices. Tienen inteligencia y nos permiten alcanzar un
equilibrio.”
La
película desarrolla el tema a partir de un hecho banal: la pérdida de una
cañería, y se convierte en un sinfín de temas donde la palabra es sustancial.
Todo se expone de un modo sencillo, pero partiendo del ámbito social
adquiriendo una enorme trascendencia en múltiples aspectos
Lo que comienza por un intercambio de insultos entre un
hombre de la minoría cristiana y otro de la palestina adquiere dimensiones
gigantescas por el regadío de prejuicios, intolerancias y odios cimentados en
un pasado de guerra civil y de discordias no resueltas.
Algunos
críticos la valoran como película judicial, lo que no quedó claro en nuestra
tertulia ya que aborda temas relacionados con lo:
- Político
- Histórico
- El
septiembre negro jordano (guerra desde 1976 a 1990)
- La polémica
palestino –israelí
- Las
polémicas judiciales
Durante el coloquio, luego de ver El Insulto, se abordaron múltiples temas
subyacentes bajo los antes mencionados:
· Cómo se re-acciona
de acuerdo a la historia personal
- el tema de la humillación
- ¿Qué pasa con los políticos?
- Las ONG y su rol
- Que es el delito de odio
- ¿Se juzgan ideas y sueños?
- La libertad de expresión según dos
culturas distintas pero que se relacionan
- La
opresión y los refugiados
- Frase
muy polémica: entre la sinceridad y la estabilidad me quedo con la estabilidad
- ¿Quién
tiene el monopolio del sufrimiento? Quienes son víctimas y victimarios
- Valor
de la agresión física Vs agresión verbal
- La
disculpa como motivo de decencia y no de debilidad
- La
violencia como hecho personal o histórico
Todo ello generó una interesante
discusión y
El insulto es en definitiva una
película que como dice Javier Ortiz, crítico de cine de EL PAIS:
“Doueiri,
con películas importantes alrededor del conflicto de Oriente Medio expone su
relato de un modo en el que todos los personajes, en su ideología, en su
formación, en su religión, acaban encontrando razones convincentes para su
comportamiento. Y, más allá de su evidente humanismo y de su voluntad
regeneradora, deja que sea el espectador el que, en su vaivén emocional, acabe
siendo juez.”
A continuación unas fotos de la sala repleta y participativa.
Texto: Graciela Waen
Fotos: Eloisa Sánchez Amillategui
Fotos: Eloisa Sánchez Amillategui
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