viernes, 27 de marzo de 2015

La Imagen Religiosa en La Obra Poética y Gráfica de Federico García Lorca


El Dr. José Luis Plaza Chillón, nuestro profesor, nos invita a La Iruela en Jaén , a un castillo para escuchar una conferencia en conexión con la época litúrgica. Siempre singular , tratará sobre la imagen religiosa en la obra poética y gráfica de Lorca.








SINOPSIS

La imagen religiosa en la obra poética y gráfica de Federico García Lorca.

La aproximación de Lorca a la iconografía religiosa a través de sus dibujos y su obra poética debe ser interpretada como una cierta “experiencia mística” que sucede precisamente a partir de la experiencia universal que supone el sacrificio religioso, ejemplificado en una suerte de martirio que puede y debe ser comparado a su propio sacrificio humano y vital. Observamos el continuo acercamiento al santoral cristiano que el granadino realiza a través de su obra literaria y plástica; en general, la diversidad de ejemplos que encontramos ayudan a entender la trascendencia del tema religioso. Lo que comienza simplemente como un mero entretenimiento festivo en sus primeras obras de temática popular, representado en las imágenes de pasos procesionales de Semana Santa y otro tipo de andanadas como Paso de la virgen de los Dolores (1924), Interior de una ermita (1924), Procesión andaluza (1924), Santa Rosa de Lima o Santo peregrino, se convertirá con el tiempo en una forma de expresión personal y compleja de su propio mundo lírico que estallará como un auténtico torrente poético en composiciones como San Sebastián o El suplicio del patriarca San José, llegando a la radicalidad surrealista y expresionista de Santa Rodegunda o San Cristóbal, sin olvidar ese rico entramado de ángeles, arcángeles, serafines y demonios que pueblan el complejo mundo de Libro de poemas o del Romancero gitano. Esta preocupación por el santoral resalta el poder de la tradición religiosa sobre la imaginación del poeta, una tradición muy granadina y andaluza que hunde sus raíces en la plástica y el barroquismo de una ciudad que todavía arrastraba en el inconsciente colectivo de sus ciudadanos, un espíritu contrarreformista y acendradamente católico.

El poeta granadino no podrá evitar que su obra esté poblada de santos, vírgenes y demás formas sagradas, si bien no todas van a adquirir las mismas significaciones poéticas, ideológicas o plásticas; Federico irá más allá de lo que aparenta y sus sentimientos cristianos entroncarán en ocasiones con lo místico, entendido como arquetípico y primitivo, un “topoi” cristiano que parte del espíritu de la transgresión, trascendiendo lo simplemente religioso; aunque mantendrá como constante el concepto de “sacrificio-martirio” que rodeará a sus santos cristianos, y su equiparación de lo místico con lo carnal, adoptando una actitud de auténtica heterodoxia respecto a la postura oficial de la iglesia católica. Aúna, de esta manera, su visión cristiana con las religiones arcaicas de tipo naturalista, dando una sacralidad a la vida orgánica y excluyendo la tradicional noción de pecado mantenida por el catolicismo. Si bien pobló su rico mundo iconográfico de santos tradicionales, vírgenes, mártires, ángeles y algún que otro demonio. El poeta no se apartará de la tradición cristiano-maniquea de cielo e infierno, de elegidos y condenados, de ángeles y diablos, con fragmentos imperecederos, divididos para siempre, separados y arbitrariamente distintos, criaturas todas hijas de un dios cristiano sacrificado.


José Luis Plaza Chillón

No hay comentarios:

Publicar un comentario