lunes, 15 de diciembre de 2014

Plataforma de Arte Huber y "La Palabra..."



    Salimos de casa lloviendo a mares, recogimos a Miguelón en Marbella Este, calles desiertas, subió Katy Novoa en Marbella Centro, casco antiguo desolado, finalmente encontramos a Paco Giménez en la Puerta del Guadalpín, ocho menos cuarto de la tarde, ya noche, no se veía ni un alma. 

    Discutiendo y buscando de manera ansiosa en el móvil la dirección de la Plataforma Huber, ——donde Cristo dio la ultima voz —, el conductor preocupado, —mira tú que yo no veo la pantalla, pues anda que yo, ojú, menuda aventurita, sois unos colgaos, miopes y presbicios—, pasando San Pedro, ya casi llegando a Estepona, — ¿pero cómo se puede poner un centro de arte ahí?, no va a venir ni el Tato — Coge la desviación de la gasolinera—, ni un alma en la gasolinera, el carril de enfrente, charcos, aquaplaning, —pues como suba el nivel del rio nos tenemos que quedar aquí esta noche —otro carril, más estrecho, más negro, —coches, ahí hay un montón de coches y una persona —oscuro, no se veía ni un pimiento y el hombre se me acerca, me bajo del coche, se bajan los demás, Adolfo Sánchez Flores el de la Galería del Capricho con paraguas —no tienes ni idea cuánto me alegro de verte— en parejas seguimos andando por el carril de menos de dos metros, a oscuras, completamente a oscuras, en Braille, mojados, la pobre Katy con los tacones por los charcos, un claro, más coches, un chalet en altura, puertas abiertas, luz, alivio, gentío, una escultura maravillosa en la entrada, más luz, mucha gente, mucha, mucha, mucha gente, —sin contar con los que andarán por ahí perdidos por el monte.


    La Plataforma de Arte Huber convocó un evento para ayer sábado en sus instalaciones de la urbanización Puerto Romano, en la Calle Palmera número 4. En una noche de auténticos perros, lloviendo, a oscuras, numerosos artistas, galeristas y aficionados al arte concurrimos de manera numerosa e imprudente a su llamada y lo que es mejor MERECIÓ MUCHO LA PENA.

    Al entrar descubrimos habitaciones atestadas de personas, muchos vestidos con maravillosos trajes años veinte, disfrutando de los trabajos de numerosos artistas de la zona, nuestros “Neibourghs” habían presentado obras en libros o relacionadas con los libros, con el sugerente título de “La Palabra que se Guarda”. Teníamos el colorista y kilométrico pergamino de Pedro Molina, el libro antiguo, el formado por lienzos de María Koeppl, el libro que escondía un arma y el armario de libros cerrado con candados de Félix Martín. Me impresionaron los paisajes de carácter crítico en la composición de Naikarie.

   Pero me llamó particularmente la atención el libro de Esther Melguizo, hecho con etiquetas de ropa, las pastas con las negras y las páginas con las blancas, todas cosidas entre sí dejando unas páginas llenas de preguntas sobre España y el consumismo. Todo ello mientras la gente se dejaba cortar un mechón de pelo para la obra de otra joven artista.

    Los libros de dibujos a cera, acrílico, acuarelas, de Pedro Casermeiro, Pedro Castrortega, Celso Román y otros a los que fui incapaz de acercarme por el gentío que los circundaba llenaban las habitaciones, las paredes. Eran tantos los imputs que no conseguía articular palabra.

     Sin embargo, el culmen de la reunión fue la lectura de diversos relatos, microrrelatos, en páginas de preciosa hechura, de colores y ataviados con cintas que parecían naturales. Historias de semillas, concordancias entre números y colores, el silencio de los escuchadores, las voces de los declamadores, la oscuridad, la luz de las velas, el intimismo, la pasión y la sensibilidad, nos hacen concebir una esperanza. Al mismo tiempo y de la misma intensidad fueron las lecturas de poemas de nuestros poetas más cercanos.

    Enhorabuena a todos, a Grabiele Reimann, Yolanda Relinque, a las promotoras del acto y de la Plataforma, habéis conseguido algo digno de investigar, un lugar atestado de humanos dispuestos a compartir sus inquietudes en forma de obras de arte, con esa generosidad que sólo tienen los que son capaces de disfrutar con el ingenio y la belleza. Y eso que la noche no presagiaba que alma alguna se aventurara por carreteras terciarias y carriles. ¡¡¡¡Mucha ventura en la aventura!!! Sin lluvia y de día, la dificultad para arribar a puerto artístico es nimia…



Ana E.Venegas
Fotos de Correa y Miguelón

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