Ayer tarde noche nos reunimos en el incomparable marco del Hospital Real de la Misericordia para saborear el homenaje que Paco Fernández, la mitad de Sine Die, perpetró a favor de la figura y obra de Agustín García Calvo, el homenaje se completará con dos conciertos en la muralla, esta noche el de Sine Die y mañana el de Amancio Prada, ambos proyectando la palabra del festejado intelectual.
Numerosos conocidos de las letras, amantes de la cultura y autoridades
acudieron a rendir un homenaje al trabajador constante, enamorado de la palabra
y autor prolífico. El edificio nos proporcionó un ambiente mágico que se llenó
de las palabras del propio Agustín declamando su poesía, gracias a las ventajas
de las nuevas tecnologías. Su voz resonó en las paredes del atrio central
mientras nos acunaba su ritmo y su rima, en la más apoteósica fusión de la
lírica latina y anglosajona.
El ponente tenía una tarea complicada pues el “talento” publicó durante su vida
más de cien obras, pero Paco Fernández supo estructurar el encuentro entre la
faceta de filólogo, de filósofo, poeta, dramaturgo, ensayista, traductor y de
intelectual comprometido socialmente. Todas estas vertientes de su obra se
encontraban en su pensamiento productor, de forma que si él reflexionaba sobre
la palabra no dejaba pasar la ocasión para estudiar las connotaciones que el
uso u abuso de ellas hacemos los hombres, para buscar la diferencia y por tanto
la superioridad, para adoctrinarnos, con frases hechas que suponen
verdades como puños, con respuestas preparadas que cierran las preguntas y nos
impiden progresar en el pensamiento.
Agustín produjo una obra demoledora, literalmente, cimbreando los cimientos de
las verdades absolutas, se atrevió a meterse con las matemáticas y la física,
demostrando que el ser crítico te hace libre, te lleva a la situación de poner
todo en cuarentena de manera que a través de la búsqueda de la verdad, vayamos
abriendo horizontes que deben ser cada vez más amplios, si no queremos caer en
el dogmatismo excluyente.
Paco hizo un repaso a su obra Filológica con mención especial a sus tratados de
Gramática y Prosodia así como su investigación sobre el aparato del lenguaje,
que incluye más que el aparato fonador, ahí nos adentramos en su visión choskiana.
Mencionó sus obras filosóficas muchas de ellas con fuente en los presocráticos
que le fascinaban por su simpleza. Y nos dejó perplejos ante las obras
traducidas por el homenajeado: Macbeth o los Sonetos de Shakespeare, clásicos
griegos como Aristófanes, Platón, Virgilio…
Ensayos, traducciones corrigiendo a los anteriores traductores, obras de pensamiento político… en fin que sólo podemos admirar a esta persona que trabajó toda su vida, a la que admiro por su poder de concentración y clarividencia y que nos dejó una obra que confieso no puedo abarcar a no ser que me dedicara exclusivamente a ella. Era tan perseverante que se obligó a escribir un poema cada día, menuda disciplina autoimpuesta, qué pena que al morir no pueda quedar esa mente como base de datos, menos mal que nos dejó su obra.
Por último, Sine Die, puso el colofón al acto, Paco Fernánez declamó versos de
Agustín mientras las notas de Green Leaves y otras sonatas llenaban cada rincón
merced a un instrumento de cuerda de sonido y aspecto medieval, Agustín puede
estar tranquilo, sus palabras, como debe ser, están hablándose en voz alta.
Ana
E.Venegas
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