sábado, 26 de enero de 2019

Nuestro cineforum de enero - El Concierto




Eloísa Sánchez Amillatégui presentando la película


Película francesa del año 2009, dirigida por Radu Mihaileanu, rumano, y protagonizada por Aleksei Guskov, polaco y Melanie Laurent, francesa. Es una coproducción franco-rumana-italo-belga-rusa


 En 1980, en tiempos de la Unión Soviética de Breznev, Andreï Filipov (Alexeï Guskov) era un prodigioso director de orquesta, conductor de la célebre Orquesta del Bolshoi de Moscú. Despedido en el auge de su fama por proteger a músicos judíos, hoy, a la edad de 50 años, continúa trabajando en el Bolshoi… pero haciendo la limpieza…
Los primeros minutos de esta película hacen temer una de esas inocentadas que, de tan ingenuas, es imposible tomarse en serio. La empresa en la que decide embarcarse el protagonista es tan absurda y tan poco probable que sólo el encantamiento del espectador puede llevar el trámite a buen puerto. Y hay que decir que, por más que uno no pueda tomárselo todo en serio, lo logra. Precisamente porque la película no se toma tan en serio a sí misma, y ese es su principal mérito.
Por su humor absurdo, su emotivo final y el encanto de sus personajes, El Concierto tiene todos los ingredientes para ser la "feel-good-movie" que es.
Del director Radu Mihaileanu (Bucarest, 1958), rumano emigrado a Francia, se vio hace unos años Ser digno de ser (2005), un interesante drama acerca de la travesía vital de un refugiado etíope que era adoptado por una familia sefardí en Israel.
 En esta película pueden rastrearse algunos de los temas que más parecen interesarle al director: el de la emigración y el del judaísmo, como reafirmación de identidad y como condición de perseguido, algo que ya era tema de una de sus primeras y más premiadas películas, El tren de la vida (1998).
Con todo esto es muy fácil adivinar la identificación personal de Mihaileanu, que es hijo de un periodista judío y comunista, y que debió exiliarse en Francia siendo estudiante, durante el régimen de Ceausescu.
En su retrato de la Unión Soviética hay una gran nostalgia punzante como la que transmitía la estupenda  “Good bye Lenin!” (2003). Eso se nota en particular en el cariño con que describe a viejos comunistas aún convencidos, como el falso gerente de la orquesta que hace Valeri Barinov, y también en el ridículo aunque inocente entusiasmo de una minúscula reunión de camaradas. Claro que El concierto no pretende ser un film político, sino apenas una comedia dramática (bastante alocada, hay que decirlo) que apela a ciertos apuntes sobre el pasado para explicar parte de las motivaciones del protagonista.

Premios
2009: Prix du Public Mel Oppenheim en el Cinemania Film Festival de Montréal
2009: Premios Cesar: Mejor BSO y Mejor Sonido. 4 nominaciones
2010: Premios del Cine Europeo: Nominada a Mejor guión
2009: Premios David di Donatello: Mejor film de la Unión Europea
2010: Premios Gaudí: Nominada a Mejor película europea

Después de verla y a la pregunta “ ¿Os ha embaucado esta mezcla de comicidad con tragedia, picaresca e historia, absurdo y sentimentalismo?” se inició un animado diálogo en el que se resaltó el papel de la música en las relaciones humanas.
Hubo muchas que opinaron que la película era poco creíble.
Se habló mucho del modo de ser y el carácter tan pasional de los rusos
Una virtud de la cinta es que en pocos minutos quedamos enganchados con los personajes y tenemos ansiedad por saber qué les va a suceder.
El papel de Melanie en la violinista, de una gran demanda técnica al tocar el concierto para violín de Tchaikovsky. Aprendió a tocar el violín sólo semanas antes para hacer los movimientos acompasados con la música. Es en el Teatro del Châtelet, de Paris
Las escenas más resaltables son:
La de la cena en la que el director, de mediana edad, hace confesiones intimas y la reacción de ella comienza por admirarlo, luego se solidariza y acaba alarmándose. A uno le parece que ha sido testigo de una conversación íntima y algo incómoda, embarazosa.
La intervención de la troupe de gitanos, su modelo es más el de la comedia social británica que tuvo un momento de éxito en los '90.
La boda mafiosa y su humor absurdo donde el director exhibe su mejor pulso narrativo.
Los momentos alocados en lo que parece que todo se va a descontrolar y, sin embargo, toma su camino
Todos los personajes rusos, son rusos auténticos, incluso una de las escenas es filmada en la plaza Roja
Todos nos quedamos con la sincera declaración de Andrei que “La música es donde el individuo y el grupo trabajan juntos para buscar armonía y felicidad” , que cruza las fronteras en el tiempo y en el espacio


Como siempre nuestras gracias al Hotel San Cristobal y a la Familia Parra. Sin ellos no sería posible.
25 enero 2019










 Texto Eloísa Sánchez Amillategui

Fotos Ana Eugenia Venegas

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