Este mes le toca el turno a una becaria que ha sabido escuchar su vocación con sus estudios ya comenzados. El cambio de rumbo ha sido un éxito y ha sido laureada por ello.
Me llamo Marta Fernández Naranjo y fui una de las becarias de AMUM de la promoción 2016-2017.
Desde muy pequeña, he sentido que mis pasiones se encontraban divididas en dos ámbitos en apariencia alejados: la lectura y la escritura, por una parte; las ciencias formales, por otra. A la hora de escoger entre los distintos itinerarios a lo largo de mi trayectoria académica, siempre aparecía la indecisión. ¿Me decantaba por mi pasión por las humanidades o seguía apostando por las matemáticas? Profesores, familiares y amigos, evidentemente desde el cariño y la preocupación, siempre me animaron a escoger aquello que consideraron mejor para mí, centrándose principalmente en las salidas laborales. La tasa de empleabilidad de los graduados en matemáticas era una de las más altas, así que parecía que la solución estaba clara.
Eran muchas las personas que me habían advertido que las matemáticas que se veían en la carrera eran muy distintas a las de bachillerato, con la intención de desanimarme, pero mi sorpresa fue en el sentido contrario: me resultaron muchísimo mejores. Eran más abstractas, más formales y mucho menos mecánicas. Disfruté muchísimo de mi primer curso y terminé con un notable alto de media. Sin embargo, no dejaba de tener la sensación de que me faltaba algo importante. Lo que empezó en un "bueno, me puedo matricular en un par de asignaturas de Filosofía en la UNED e ir sacándomela lentamente" terminó convirtiéndose en un fantasear continuo de hacer el cambio.
Tras dos años, y para la sorpresa de todas las personas a mi alrededor, tomé la decisión que sabía que era la correcta. Tras tirarme un año trabajando y ahorrando, me matriculé en el Grado en Filosofía en la Universidad de Málaga, puesto que comparando los distintos planes de estudio observé que era la que tenía más créditos en asignaturas relacionadas con la ciencia. Allí encontré la mezcla entre ciencias y humanidades que tanto anhelaba, sobre todo en las asignaturas del área de Lógica y Filosofía de la Ciencia.
Durante estos últimos cuatro años, no he dejado de escuchar que me iba a arrepentir por el cambio. Tengo que reconocer que no han faltado ocasiones en las que me he preguntado si me había equivocado. Sin embargo, y con la carrera recién terminada, no puedo estar más segura de que hice lo correcto. El venir de una carrera con muchísimas más salidas laborales ha jugado en mi favor, puesto que he sido muy consciente de las dificultades que me esperaban en el camino. Si quería poder dedicarme a mi sueño, tenía que luchar con todas mis fuerzas por ello.
El haber terminado con más de un 9.6 de media, haber recibido la Beca de Colaboración (en la que he trabajado en un proyecto de robótica médica), la Santander Progreso y otras, ha servido para que los demás puedan entender mi decisión. Pero, verdaderamente, yo no necesitaba nada de eso para saber que mi pasión era la filosofía. Lo único que me faltaba era la valentía para apostar por aquello que quería.
Mi intención ahora mismo es hacer la especialidad de lógica en el Máster Interuniversitario de Lógica y Filosofía de la Ciencia. Posteriormente, me encantaría dedicarme a algún proyecto con el que pueda ayudar de alguna forma a la sociedad. No quiero presionarme en decidir demasiado pronto, puesto que he aprendido la lección y sé la importancia que tiene encontrar nuestro propio camino. Sea lo que sea, tengo seguro que, una vez más, volcaré en ello todo mi esfuerzo.
Me gustaría finalizar agradeciendo a AMUM por la importante labor que hacen por las mujeres de San Pedro Alcántara y Marbella. De no haber sido por su beca, hacer el cambio de carrera me habría resultado muchísimo más complicado. También aconsejar a sus futuras becarias que se tomen su tiempo para escoger aquello que verdaderamente desean y que no se sientan mal por cambiar si en algún momento sienten que han tomado una decisión que no era correcta. Es normal equivocarse y siempre hay tiempo para volver atrás.
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