Nuestro Cine forum de abril-El Becario de Nancy Mayers
El
becario
Directora:
Nancy Mayers
Año:
2015Nacionalidad:
Estados UnidosIntérpretes:
Robert de Niro, Anne Hathaway, Rene Ruso, Anders Holm, Zack Pearlman.
Hemos
visto una película divertida, amena, ágil, amable, y también ¿por qué no
decirlo? pelín cuento de hadas: pero eso está en el ADN de la comedia, su
objetivo es divertir y si, como lo plantea Nancy Mayers, divierte y hace
pensar, con acierto, con sentido del humor, sin estridencias, mejor que mejor.
Toda la película, en su mayor parte rodada en interiores y con planos medios y cortos, está llena de detalles que nos dan la clave de cada personaje: los almohadones de la cama, el puesto de trabajo, el pañuelo, el despertador, la llegada de los cuatro becarios o el móvil siempre a mano reflejan dos mundos (el que parece desaparecer y el dominante) que acaban reconociéndose y aceptándose.
La
historia va desgranando cuestiones muy actuales que dieron mucho juego en el
coloquio. La soledad, el tiempo libre, ¿cómo afrontar esos
momentos? respuesta unánime, con actividades que antes, por falta de tiempo,
quedaban aparcadas. Y eso trata de hacer Ben Whittaker, el protagonista, un
hombre de 70 años, viudo y jubilado que necesita estar activo, moverse, viajar;
hace Tai- chi, e incluso aprende mandarín, todo con tal de no quedarse quieto.
Un anuncio solicitando becarios senior para una empresa pone el dedo en otro
tema del día, las nuevas tecnologías; el
papel como soporte está obsoleto, nada de currículo, con foto, historial y
aficiones. Solo vale la presentación en vídeo, algo casi prohibitivo para
muchos una vez pasada cierta edad ¡cuántas luchas no habremos mantenido con los
nuevos dispositivos!, ¡cuánto tenemos que aprender! - se dijo con mucho
acierto-.
Ben
consigue el trabajo, y es asignado a Jules Ostin, dueña y creadora de una
start-up de moda. Y topamos con la brecha
generacional y el nuevo concepto de empresa, son dos mundos opuestos pero,
y así lo enfoca Mayers, no antagónicos; y son dos personalidades diferentes,
muy diferentes pero no conflictivas entre sí.
Entra en juego la experiencia,
como un valor a rescatar sin que se deba dejar de lado el ímpetu de la
juventud. Él es un hombre metódico, empático, educado, tranquilo, siempre
impecable; ella es una mujer activa, triunfadora, dominadas por la ansiedad, feminista,
desbordada por el éxito. Él, llega al trabajo con chaqueta y corbata y armado
con una impresionante cartera de piel de la que saca, periódico, calculadora,
móvil…No hay despachos, todo está abierto, la actividad es frenética, incluso
caótica y los compañeros lucen camisetas, están descuidados y hacen gala de un
montón de artilugios que distribuyen en la mesa.
Reconocemos
a Ben como un personaje de otra época, no hay más que ver cómo prepara su ropa de
víspera, cómo cuenta que se afeita incluso los domingos ante la incredulidad de
quienes lo escuchan, o recordar -como se hizo en el coloquio- el mal rato que
pasa en la habitación del hotel cuando Jules en lugar de sentarse en la butaca
para charlar se acomoda a su lado en la cama; en esta escena vemos tensión en
él que se queda en el borde y absoluta naturalidad en ella.
Muy observador, tiene sentido del humor y una
gran sensibilidad en su trato con la gente, sin gran esfuerzo se convierte en el
paño de lágrimas y consejero de sus compañeros. También, poco a poco, va
ganándose la confianza de Jules. Entra en su vida, ve que está casada, que
tiene una hija, que el marido -que está viviendo un affaire- dejó un trabajo
brillante para que ella lograra su sueño.
El cambio de roles y la infidelidad se adueñaron del debate, se
suceden las preguntas, ¿cómo afecta a la relación?, ¿qué le impulsa a tener una
amante? necesidad de demostrar la virilidad -fue la respuesta casi mayoritaria;
¿cuál es la razón de Jules para perdonarle?
y hubo acuerdo: miedo a la soledad y amor. Muchas opiniones alrededor de
ese cambio, para unos puede ser el fin de la pareja, para otros no; se habló
también sobre el auge de la mujer y el miedo del hombre ante esa nueva realidad
y sobre el reparto de papeles, ¡por fin! cada vez más frecuente en las parejas
jóvenes. Muy interesante fue -al comentar la posición del marido que podría
sentir su masculinidad en entredicho- la propuesta de ver la situación a la
inversa, ella está en casa, deja un trabajo para dar alas a su pareja, pero en
el colegio, en las fiestas infantiles y en el parque es una madre entre padres…No sabemos si se
conformaría, si se sentiría minusvalorada o si buscaría consuelo con una
relación extramatrimonial.
Lo importante,
se dijo al terminar, es lograr el consenso, aunar esfuerzos para lograr que
ninguno tenga que sacrificar sus aspiraciones y poner los medios para
conseguirlo. Difícil pero no imposible.
Nuestras gracias al Hotel San Cristobal por cedernos sus salones.
Texto: Maisa Astigarraga
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