martes, 20 de octubre de 2015

"Memorias de Adriano", Tertulia AMUM de Octubre

    Una nueva tertulia literaria nos ha llevado desde los salones del Marbella Club a la Roma Imperial para descubrir, a través de una biografía, las hazañas del emperador Adriano y los valores que Marguerite Yourcenar consideró apropiados para un crear un diálogo actual.

    Las socias de AMUM coincidieron casi en su mayoría en que “Memorias de Adriano” es un monumento literario y que la traducción de Julio Cortázar en vez de recortar sus atributos de prosa poética, los ha enaltecido para conseguir un contenido que se desliza entre palabras sinfónicas. 

    Descubrimos numerosas actitudes que hicieron de Adriano un magnífico emperador: su deseo de paz, la necesidad de “mantener la paz”, la justicia como valor elevado, la empatía con su pueblo y las personas más desfavorecidas. Todas las asistentes encontraron frases que correspondían a pensamientos gloriosos que la autora había creado con la inspiración de las obras del emperador. De hecho comentamos que el libro no se podía leer rápido pues era necesario digerir cada frase más allá de lo que supusiera para el contenido general. La única persona que no lo terminó, argumentó que se le había hecho duro, porque había mucha información que asimilar y en algunos momentos parecía una relación de lugares, personas y hechos que hacían difícil seguir la historia. Claro que, precisamente, este libro, lo que necesita es una lectura reposada, no un enganche que nos haga devorar páginas a la velocidad del rayo.

    La tertulia nos llevó por los derroteros de los valores, esos que tienen que ver con el lugar y el tiempo donde se educan y que nos hacen alarmarnos ante los usos griegos, romanos y de otras culturas donde los niños son objetos del amor más carnal. Hablamos sobre las relaciones sexuales entre hombres como concepción clásica, algo espiritual que no se conseguía con la mujer, con la que se yacía sólo con fines reproductores. 

    Pero que el emperador tuviera este tipo de actitudes que en nuestro tiempo son hasta delictivas, no quiere decir que no fuese un buen gobernante, que impartiera su poder con gran empleo de la inteligencia y el amor por su imperio. Marguerite Yourcenar nos pone en jaque al sistema de valores, el de su tiempo, para demostrar que es arbitrario y que se puede ser una magnífica literata, una buena persona o un gran gobernante independientemente de la opción sexualidad que tanto coartaba a los homosexuales de su tiempo. Se oyó entre algunas asistentes que este matiz se comprendía peor ahora que a mediados del siglo pasado, pues nuevamente han cambiado las escalas de valores.

    Debido a estos pensamientos y a algunas frases irrepetibles se suscitó el diálogo sobre quién hablaba por boca de Adriano, está claro que habla la autora pero como observó una participante, siempre inspirada por la vida y obra del regidor.  
    La obra está escrita como una autobiografía epistolar cuyo destinatario es Marco Aurelio, el designado sucesor por Adriano. Sin embargo, el capítulo tercero hace suponer que eso es una excusa puesto que no es propio dar tanta información íntima de un regidor a su sucesor. Aunque, otra socia también nos hizo ver que las relaciones amorosas entre hombres, no eran tan íntimas en esos tiempos, a lo que otra aportó que en “Ab Urbe Condita” o en cualquier otra obra de Tito Livio que fue un magnífico historiador y testigo de realidades, no se encuentra ni una sola aportación en este sentido. 

    En fin que fue una buenísima tertulia, que dio para conocer más la Roma Clásica, la figura de un gobernante de gran  inteligencia y rectitud para la “Cosa Pública” y la tremenda dedicación de la autora que ha realizado una magnífica  obra con gran esfuerzo de documentación y de construcción de una prosa exquisita.
  
   Por cierto, que al principio de la tertulia decidimos sobre las lecturas de los próximos tres meses:

-23 de Noviembre: "En la Orilla" de Rafael Chirbes
-14 de Diciembre:  "Interperie" de Jesús Carrasco
-Enero: "La Señora Dalloway" de Virginia Woolf  

Ana E.Venegas

No hay comentarios:

Publicar un comentario