El acto estuvo presentado por Germán Borrachero, director del museo y la charla inaugural corrió a cargo del profesor Armando Jiménez.
Una de las inspiraciones más recurrentes para Henry Moore, el más célebre e influyente escultor británico del siglo XX, fue el conjunto megalítico de Stonehenge. Tras una primera visita a la luz de la luna siendo un joven estudiante en el Royal College of Art, Moore realizó un sinfín de apuntes y fotografías a lo largo de su vida. Esta pasión le llevó a desarrollar en 1974 una serie dedicada al monumento de quince litografías y un aguafuerte, que traduce con un trabajo laborioso y enérgico su interés por la textura de la piedra, por la escultura como arquitectura, por la esencia de lo primitivo que ahora cuelgan de las paredes de nuestro Museo del Grabado. Esta exposición muestra, sin duda alguna, una de las obras maestras de Henry Moore en la gráfica contemporánea, así que no debemos perdérnosla.
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