lunes, 31 de marzo de 2014

“El Haiga”, novela de Félix Mateo Conde

    "Al poco de finalizar la Guerra Civil española comenzaron a circular por las carreteras los últimos y más caros modelos de automóvil de la industria extranjera, a los que la gente llamó haigasEste nombre nació en Madrid basado en una anécdota con la que se ridiculizaba la incultura de los que, enriquecidos por la guerra, comenzaban a airear los millones logrados gracias al estraperlo y el mercado negro. Aquellos nuevos ricos eran ignorantes y toscos y se decía que cuando iban a comprar un coche solo pedían "el mejor que haiga". 

   
     El próximo día 10 de Abril a las 20.00 Félix Mateo presentará su ópera prima en el Marbella Club, antes, el pasado fin de semana, he tenido la suerte de echarme a la cara a Rufino, el protagonista de esta palpitante historia del género negro más auténtico y con meritorios fundamentos en la idiosincrasia española y especialmente andaluza de la postguerra.


    Tras una cena rocambolesca e hilarante me despedí del autor y otros amigos, acaba de terminar “Retrato de un Artista Adolescente” de James Joyce, en un nuevo intento de acercarme al “Ulises” con el que he fracasado cuatro veces ya. Nos acostamos tarde y no conseguí leer nada, hay veces que mis ojos, que sustentan una mala salud de hierro, se rebelan contra mí y si no me acerco mucho no veo y si me acerco veo doble. Sin embargo me desperté temprano-tarde porque habían cambiado la hora, hay que ver que cuanto más mayor voy peor lo llevo, esto es un jet lag horario, me puse las gafas, cogí el libro, primera página, “a mi padre” y ya no paré hasta la una de la tarde en que me lo había acabado. Hacía tiempo, mucho, que no me leía un libro del tirón, unos porque no me interesaba su tema y otros porque su lectura, aunque sesuda, era bastante abrupta, casi había olvidado el placer de estar enganchada, de ir al baño leyendo por el camino y prolongar la estancia porque tampoco es mal sitio, ni molestas a nadie ni te molestan a ti.


    “El Haiga” ha sido una verdadera sorpresa, una historia compacta y creíble, canalla y tierna, donde te enamoras del fuera de la ley regocijándote de sus éxitos, personaje compacto, empatizando  con sus aspiraciones, comprendiendo su estado moral. La temática nos lleva a asuntos tan cercanos en el espacio y lejanos en el tiempo como el contrabando, la elitista sociedad sevillana de los años 50, la decadencia de la vejez, el AMOR, la corrupción y el amiguismo oficial, los bajos fondos, los altos-bajos fondos, los convencionalismos y la nobleza de espíritu independientemente del sustrato del que se provenga. Todo ello con un hilo narrativo emocionante que te invita a dar la vuelta a la hoja y leer con avidez, ya que los giros son importantes, verosímiles e inesperados.




   El final, la última frase es el culmen del fetichismo que Félix imprime a su obra, los escenarios, los vestuarios y en especial, ese “Haiga” son símbolos que al autor se le van de las manos y toman vida. La narración es trepidante, con frases cortas, con frases que a veces ni siquiera lo son, palabras, coordinadas por un punto que encierran un párrafo, no sé hasta qué punto es academicista, seguramente no, pero cuando el lenguaje se hace por amor al arte, como medio de crear emociones, vale todo, a mí me vale y hasta tomo nota y lo imito. De hecho me he recreado en algunas descripciones preciosistas y ocurrentes como “Del bolsillo del pantalón sacó la llave y la insertó. La cerradura, bien lubricada, dejó que la llave separara el cilindro y penetrara hasta dejarla indefensa...”, sobre todo las que tienen que ver con el funcionamiento mecánico, encuentro muy especial esta manera casi poética de un tema  que pudiera pensarse rudo y churretoso. La historia acaba con la realidad de la canalla más humana…


    He pasado muy buen rato leyendo “El Haiga”  incluso me he imaginado una película basada en él, sería estupendo y estoy segura que llenaría cines, porque tiene temas y una historia de las que engancha, acción, amor, escenarios espléndidos y pegados a nuestra cultura, cercanos, exóticos, en fin que se lo recomiendo con la certeza de que van a sentir y no se van a aburrir ni un segundo.

Ana E.Venegas

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