jueves, 18 de abril de 2019

“La Tregua” de Mario Benedetti Análisis AMUM



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    Según la RAE, una TREGUA es un cese temporal de hostilidades, una interrupción, un descanso. Y eso es lo que ocurre en la vida gris del protagonista de esta novela de Benedetti. Es también por ese color que el personaje imprime a las letras que, a pesar de la maestría y fundamento del autor de la obra, algunas de las tertulianas de AMUM han tenido sentimientos de aversión hacia él, un hombre monótono, intolerante, con esquemas mentales medio burgueses, que no deja buen aroma al pasar ni es capaz de respirar los perfumes de la existencia y que tras esta “tregua” de pulso en las muñecas, de amor que solo necesita del contacto de las manos, volverá irremediablemente a pasar sin pena ni gloria, una existencia rutinaria, una existencia cómoda y segura a veces dañina que sublima cuando dice “era un perro que tenía cara de solterona”, ¿se puede ser más desagradable?

Resultado de imagen de la tregua mario benedetti    El pasado lunes celebramos en el Marbella Club nuestra Tertulia de Abril con un libro magnífico, una genialidad de Mario Benedetti en la que cuenta a forma de diario los últimos meses de un contable ante su inminente jubilación. En principio, los temas que más sobresalen son el del tiempo de ocio y cómo lo empleará un viudo con tres hijos mayores sin pasiones en la vida. Como apreciaron varias socias, el vértigo de la jubilación, la soledad, la relación distante con sus hijos, la vida vulgar, mediocre son los hilos conductores de reflexiones brillantes que Benedetti pone en boca del protagonista que escribe sus inquietudes y vivencias.

Resultado de imagen de la tregua mario benedetti    Sin embargo, a la oficina, porque no podría ser de otra forma, él no iba a aventurarse en la búsqueda, su carácter no le da redaños para otras incursiones, a la oficina,  digo, llegan nuevos empleados y entre ellos una mujer joven, viva, resuelta, práctica, sin hipocresía o artificio con la que empieza una aventura que nos da para reflexionar a través de los comentarios en el diario sobre las relaciones entre personas con evidente diferencia de edad, sobre la necesidad de formalizar relaciones, de que los hijos de un viudo o divorciado acepten a la nueva pareja de los progenitores, sobre el disimulo de “las cosas del querer” en el trabajo o socialmente, de la condición de la mujer escondida, a la que le ponen un piso, de dónde queda la dignidad o qué moralidad tiene el que destierra al secretismo al amor y el objeto de ternura. Ahí hemos descubierto la maestría del autor construyendo los personajes, en especial el del protagonista Martín Santomé del que sabemos cómo actúa y cómo piensa por sus propias palabras en el diario. En este punto se produjo una disensión de opiniones pues alguna socia comentó que no había podido odiar al personaje porque lo comprendía en su tiempo, en su lugar, como producto de su época, pero sin embargo otras socias afirmaron no soportar su mediocridad, su falta de coraje para emprender, para vivir con intensidad, para superar ese océano de existencia penosa en la que vivía por haber perdido a su primera mujer, por tener un trabajo alienante, por estar anestesiado y ser un sujeto de los que “no nos sirve para mejorar el mundo”, él mismo dice “soy un triste con vocación de alegre”. La poca brillantez del personaje lo ha llevado y lo   amenaza con no vivir por miedo a perder, por no amar y no entregarse por miedo a que en un futuro le puedan poner “el cuerno”. Benedetti nos planta ante este hombre que cuenta su “tregua” y nos recuerda lo efímeras que son, nos recuerda el carpe diem, porque si no aprovechas el hoy, quizás no tengas una segunda oportunidad.

Resultado de imagen de frases de la tregua    Martín Santomé reconoce “me cuesta ser cariñoso, siempre doy menos de lo que tengo” y en esas reflexiones y otras muchas es donde vemos al ser sensible que es Mario Benedetti, porque el personaje, tan apático, tan remolón, se expande en sus apreciaciones en el diario, en sus concreción del amor, de las emociones, de lo que merece la pena del ser humano, una incoherencia que no podemos tomarnos más que como una licencia literaria. Como apuntó una socia, si detrás de este personaje no estuviese el autor, de ninguna manera podría tener la riqueza emocional y la capacidad para llevarla a las páginas de un diario.

Resultado de imagen de frases de la tregua    Otra forma de acercarnos al personaje es a través de lo que escribe sobre la relación con sus hijos. Excepto con su hija, que hace funciones de mujer de la casa y cuidadora del padre por su condición de mujer, Martín tiene mala relación con sus hijos, dos, dos varones, uno que sale mucho y otro que lo saca de su zona de confort porque es homosexual y eso sí que no se puede admitir porque lo bloquean sus creencias sociales. Lo puedes odiar o también comprender porque así eran muchos, pero muchos, muchos, de nuestros padres, el juicio social, el desconocimiento, el pecado discriminado, la educación los habían convertido en lo que eran, yo no me siento capaz de juzgarlos, sin embargo, no es un personaje del que aprender de forma vicaria, de hecho es absolutamente odioso cuando habla de la mujer despreciativamente, del feminismo, del disfrute del sexo en la mujeres o los homosexuales, cuando hace crítica ácida de los amigos, cuando se ríe maliciosamente de ellos, una joyita de señor muy bien construido por el autor.

Resultado de imagen de frases de la tregua    Lo que sí es interesante, como dijo una socia, es que estas vidas tan mediocres, de hombre vulgar, común, sin heroicidades ni aventuras puedan dar par una buena obra literaria si el autor sabe llegar a su figura, si consigue dibujarlo con palabras, y un dibujo se comprende muy mal si no se ponen sus sombras. Eso es lo que ha hecho también el escritor Manuel Vilas en su obra memorialística “Ordesa”,  el estudio psicológico del hombre común y sus ecosistemas abstraídos por la genialidad de escritores sublimes, es lo que haría de ambas obras unas candidatas perfectas para llevarse a una isla desierta, porque el ser humano está tendido sobre sus renglones.

    Empieza el libro con una poesía de Vicente Huidobro que es un presagio de la atención al Jano bifronte que hay en el personaje y en todos nosotros, somos más de uno o un uno hecho de dos. Esta mención que realizó una de las asistentes nos sitúa ante un ser de verdad con claroscuros, la historia está más llena de estos antihéroes que de héroes de verdad, pero es que incluso los héroes son bifrónticos, ¿sonimpecables en todo? Este es el inquietante poema de Huidobro:

Resultado de imagen de "Mi mano derecha es una golondrina, mi mano izquierda es un ciprés, mi cabeza por delante es un señor vivo y por detrás es un señor muerto."


    Hubo una intervención muy interesante que analizaba la elección de los nombres por un simbolismo, esta participante asoció el apellido Santomé al de Santo Tomás Apóstol, el de "si no lo veo no lo creo", a Laura Avellaneda con laureada por victoria, incluso hubo otra socia que se fijó en que siempre el protagonista llama a su amante por su apellido, Avellaneda, como si fuese una colega de trabajo, pero es que Avellaneda nos lleva a Gertrudis Gómez de Avellaneda que como Mario Benedetti también se exilió en Madrid.

Resultado de imagen de la tregua mario benedetti    El lenguaje de la obra es sencillo, preciso, precioso y nos ha servido para ver de una forma deliciosa un hecho mucho más prosaico, una crítica social a la aborregada clase media, al síndrome del funcionario, a los seres autistas, cómodos, dirigidos por una ambición utilitaria que los convierte en “another brick in the wall” como cantara Pink Floyd. Estos seres apáticos abúlicos que rara vez tienen una tregua se siente a salvo en la rutina, “fue un día de rutina, fue un día feliz”, así lo expresa el propio protagonista y por eso se agarra al diario, a su soma contable, el que lo mantendrá atado a la rutina como un montañero a una línea de vida y ahuyentará los fantasmas de un tiempo nuevo de un tiempo propio tras la jubilación, de un tiempo aterrador y desconocido.

    En fin, que hemos disfrutado muchísimo con esta obra literaria que nos ha dejado frases y reflexiones para atesorar. Esperamos que el próximo 20 de mayo podamos tener otra estupenda tertulia con el estudio de “El Barón Rampante” de Ítalo Calvino.
   

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