jueves, 19 de julio de 2018

“El Albergue de las Mujeres Tristes” de Marcela Serrano



Resultado de imagen de el albergue de las mujeres tristes    Ha sido el libro que la Asociación de Mujeres Unversitarias de Marbella ha decidido estudiar en profundidad durante el mes de Julio de este 2018. Y aunque ha sido una lectura con diferente acogida, nos ha dado para un intenso debate en el que hemos descubierto  una obviedad, que la mujer, independientemente de su posición, también necesita de afectos.

    Marcela Serrano, fiel a su preocupación feminista pero investigadora del ser humano, nos deja una historia triste de mujeres doloridas, grandes profesionales, de prestigio, de economía saneadas o con fortuna propia que se sienten desgraciadas porque los hombres no las aman como ellas necesitan. Y a pesar de que nuestra posición como mujer sea progresivamente de presencia en la sociedad, por lo menos en los países del primer mundo, no encontramos esa felicidad plena que pensábamos supondría la emancipación y es una pena pues nos está costando un gran esfuerzo. En alguna parte de la obra dice que Los hombres cada vez están más enamorados de otros hombres y las mujeres cada vez más enamoradas del amor, son dos direcciones diferentes divergentes…

Resultado de imagen de el albergue de las mujeres tristes    La crítica de algunas de nuestras socias deviene de la forma en que Marcela plantea la obra, quizás en un ecosistema poco creíble y que no profundiza en temas de gran intensidad, aunque eso sí, nos deja la patata caliente de cuestiones muy interesantes y que necesitan un debate, como qué pasa con los imperativos de la biología en hombres y mujeres y cómo acomodamos la supervivencia de la especie a los derechos de las mujeres a decidir si quieren ser madre, cuanto quieren ser de madre y cómo y quién se ocupará de la prole.

    Ante el conflicto sugerido de que en esto de la incorporación de la mujer a todos los ámbitos de la sociedad, los hombres y las mujeres, en general porque hay hombres que enseguida se han subido al carro y mujeres que seguimos poniendo palos en nuestras propias ruedas, los hombres y las mujeres, decía, llevan dos velocidades diferentes y esto tiene consecuencias a la hora de los nuevos roles que todos debemos adquirir y dejar de imponer. Pero ¿qué sucede a la hora de relacionarnos emocionalmente, amorosamente, sexualmente? Pues que hay quien no sabe cómo encajarlo y reacciona con aversión, con miedo, con violencia, con inseguridad, como el doctor del a novela, encontramos insatisfacciones y carencias emocionales que como seres humanos no nos hacen infelices. Y es que toda la variedad de mujeres, todas las representadas por los personajes estereotipos de Marcela Serrano en “El Albergue de las Mujeres Tristes” necesitamos que nos amen.

    Nos puede surgir la duda de si nos estamos equivocando en el camino de igualdad de derechos, de demanda de supresión de roles arbitrarios de imposición ancestral. Una socia nos adelantó una sabia respuesta: cuando dudes, piensa en las mujeres de los países árabes y en nosotras mismas no hace ni setenta años. Hay una necesidad de cambio, pero también hay una necesidad de adaptación al cambio que nos lleve a una sociedad mejor, más justa pero también más feliz.

    La novela de Serrano tuvo sus críticas de credibilidad también por el método curativo y es que en principio tener ocupaciones diarias y conversaciones con las demás mujeres no parece muy científico, pero en realidad eso es lo que se hacen las comunidades terapéuticas, tener un programa de actividades al margen de la vida exterior y terapias de grupo donde uno aprende de lo que dicen los demás y pone en orden el pensamiento para poder verbalizar las propias experiencias, porque finalmente, a nadie lo pueden curar emocionalmente, es un proceso interior que debe realizar uno mismo, eso sí, podemos trabajar sobre ello.
Resultado de imagen de el albergue de las mujeres tristes    Para este aislamiento necesario, la autora elige una isla al sur de Chile, saca a personajes televisivos, mujeres poderosas, o más comunes del mundo en el que se sienten desbordadas y con cierta perspectiva que da la distancia y el tiempo para meditar pretende una curación a través de la palabra, la palabra como vómito de la toxicidad almacenada, como experiencia vicaria, un uso terapéutico que entre mujeres se pude llevar con cuatro conversaciones a la vez, porque no es tan importante que te oigan como poderse expresar, drenar el absceso infectado.

    De todas maneras, lo que nos quedó claro es que la autora vaticinó el término “sororidad” tan común en los tres últimos años, y lo hizo con esta novela publicada en 1994, ahora, tenemos claro que el apoyo de las mujeres, el debate entre mujeres, ser más hermanas y menos cainitas con nosotras mismas es lo que nos hará entender el camino, poderlo proyectar y consolidar.

    Esta obra fue para muchas tertulianas una delicia, con un español de Chile delicioso (un poco cursi para otras,) en la que se respira un universo femenino y en la que podemos apreciar la complejidad de la mujer, las que estamos a la espera de gestos, detalles, como el que espera los frutos, por eso también la mujer se siente fracasada y defraudada a diferencia de los hombres porque los frutos no llegan o no lo hacen como queremos, como hemos fantaseado sobre ellos.

    La obra se construye en repetidas ocasiones a través de las conversaciones de “hermanas”, mujeres que no se juzgan entre sí y hablan de sus experiencias, sus adicciones, de sexo, construyen su imagen como mujer y la imagen de los hombres de sus vidas. Las compañeras a las que no les ha fascinado esta obra tienen razón en comentar que no nos descubre nada nuevo, sobre todo en unos años en que el concepto y puesta en marcha del feminismo ha progresado tanto, al menos en nuestro entorno. En realidad, no es nada nuevo que la mujer espera del hombre lo que muchas veces él no es ni consciente además, ahora se encuentra confuso con el nuevo papel social de la mujer, en el que se precisan relaciones de igualdad y no de necesidad. El hombre nunca ha sido valiente emocionalmente, en estos momentos además está desconcertado y en nosotras surge el desencanto. Las mujeres somos muy complejas emocionalmente y ellos siguen sin expresar sus sentimientos, esto como siempre, en líneas generales, pero aquí tenemos en esta historia el ejemplo del médico.

Resultado de imagen de el albergue de las mujeres tristes    Hay algo que, por más que cada sexo tenga sus particularidades y esta nueva situación haya que digerirla, es inexcusable, pero el hombre debe tener como prioridad el respeto a la mujer, la mayoría lo hace, deben atender a su yo evolucionado, exigirle control. Somos dueños de nuestros actos, los animales tienen pulsiones y son necesidades, nosotros tenemos el regalo de la moral y la inteligencia, podemos hablar, pedir y también podemos aceptar la negativa y cambiar de dirección.

    Es cierto que la novela no soluciona nada, puede dar la sensación de que se ha perdido el tiempo con ella, pero plantea problemas, muestra situaciones que los documenta, pero esto es una novela no una tesis doctoral y si lo que pretende es producir emociones, dejarnos dudas, crear conflicto, motivar discusión… Señora escritora, usted lo ha conseguido.



   
   

1 comentario:

  1. Difícil resumir mejor. Se tocan todas las facetas de ese poliedro que es la mujer como ser humano.Gracias Ana

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