
Esta vez hubo diferencias en
cuanto a las emociones que producía el libro, por su crudeza y su visión de
tubo pesimista, alarmista y existencialista. De manera que alguna socia confesó
no haber pasado buen rato con él y otras en cambio que a pesar de que la obra
era profundamente pesimista, merecía la pena por su estructura, su prosa y por
el reflejo de lo que ocurrió en una parte de la sociedad española y que como hemos
visto, tras la “crisis del ladrillo”, nos ha afectado a todos.
También hubo socias entusiastas
de los pensamientos y frases que el autor pone en boca de sus personajes,
frases propias de un filósofo reflexivo pleno de capacidad de observación y con
un aroma cínico.
Algunas socias no lo acabaron
de leer, en su mayor parte porque les había resultado duro y el mes lo está
siendo también en materia de noticias internacionales.

También los emigrantes tienen
su sitio en la novela, las mujeres que se dedican al servicio doméstico y los
hombres que fueron los primeros en perder su trabajo tras el descalabre de la
construcción. Más de una socia hizo hincapié en la situación de la asistenta de
Esteban, una colombiana que ejerció la prostitución para poder traer a su
familia y que acaba siendo una esposa maltratada y encima acosada por el viejo
verde de su jefe.
En fin, que pasamos una buena
tarde con una interesante tertulia donde las diferentes opiniones y las distintas aportaciones de las socias
contribuyeron a profundizar en esta última obra de Rafael Chibres.
Ana
E.Venegas
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