ha sido la lectura que la Asociación de Mujeres Universitarias de
Marbella hemos analizado y discutido este mes de diciembre. Lo más importante
es que en mayor o menor medida nos ha gustado a todas y hemos disfrutado mucho
de un escritor empeñado en concretar su cultura y el costumbrismo de un barrio
de Egipto en su novela.
Aunque la obra es de estructura y
construcción sencilla, tiene la dificultad de desarrollar una gran cantidad
de personajes, resultando una novela coral, por lo que el principio necesita de
gran concentración y paciencia mientras el autor los presenta a todos. Las descripciones
son muy visuales, casi fotográficas, consiguiendo una magnífica ambientación,
pero también puede impacientar a ciertos lectores, a otros, sin embargo, les
puede parecer una auténtica delicia. Si se aprecia este preciosismo descriptivo, la lectura es fácil porque además consigue mantener la tensión.
Ya presentados todos los personajes, descubrimos que, en
este Callejón, el protagonista real es el espacio urbano, un microcosmos, una
suerte de Rue del Percebe 13 donde los vecinos, unos más acomodados que otros,
van, vienen, y evolucionan con historias personales propias de cualquier lugar,
por lo que a pesar de tener una idiosincrasia árabe, que no islámica
fundamentalista, el lector siente que las personas tienen los mismos problemas
e inquietudes en todos los lugares del mundo: el amor, el desamor, las pulsiones
sexuales, la ambición por progresar de estatus y/o económicamente, el lugar de las mujeres, el de los hombres, la presencia de un hombre justo,
sabio, un ejemplo de comportamiento a quien pedir consejo, la adaptación-resignación,
la rebeldía, los valores universales, la gente que pasa y los lugares que quedan. Incluso tenemos la tan recurrente y estigmatizadora historia del hombre
que cae en la perdición por culpa de una mujer ambiciosa, infiel, descocada. Es
la historia que canta Mecano en su canción Cruz de Navajas y que se ha repetido
en la Literatura, el cine y todas las artes en todas las culturas. El tópico es
un lugar común, la mujer como objeto de perdición.
Sin embargo, esta obra literaria,
propia de un premio Nobel retrata cada personaje como Cela su Colmena con el
aderezo de un tiempo en el que el mundo está en Guerra y en el que los
británicos reclutan egipcios como mercenarios, creándose la oportunidad de
mejorar de posición, pero también de perder la idiosincrasia de la cultural
propia. La de esa cultura que atisbamos a descubrir gracias a esta novela, que
nos ha abierto a otra forma de vivir, son los beneficios de leer autores
extranjeros y de otros lugares más ajenos y exóticos para nosotras.
Aunque la técnica de “La Colmena”
pueda parecernos que la exposición es objetiva, el sólo hecho de elegir los
personajes y hacerlos deambular por determinadas actitudes y hechos ya supone
un deseo de resaltar cuestiones como el colonialismo, la pérdida de identidad
cultural, la homosexualidad admitida en cierto nivel social, la libertad de la
mujer, las relaciones de respeto padre-hijos…
Es una pena, pero esta sociedad
se parecía más a la europea de su tiempo que la actual, hay que admitir que el
islamismo se ha radicalizado en Egipto y otros países, y la pena no es que esté
dejando de parecerse a la europea porque la diversidad es enriquecedora, la
pena es que los derechos de las mujeres y sus encorsetamientos sociales son más
restrictivos.
El mérito de la obra radica en la
presentación de una serie de personajes y de saber urdir una red que los une
con enlace entretejido como en un complicado tapiz. Y a pesar de que el
islamismo está presente como cultura, no es asfixiante, ni equipara la población
que sigue teniendo desigualdades como en cualquier otra cultura por mor de los
recursos económicos. De esta
manera tenemos personajes a los que no se les puede juzgar por su situación de
pobreza extrema.
Las mujeres son, a pesar de ser
menos visibles, personajes de gran peso, la que tiene el poder de unir
matrimonios, la que pega al marido, la que busca su libertad pese a lo poco
aceptado de su decisión y aunque vemos que los roles masculinos y femeninos
están bien diferenciados, los femeninos no dejan de ser muy interesantes por su
fortaleza y decisión.
Descubrimos en esta lectura cómo
la arquitectura, el personaje callejón, es importante para los protagonistas y
nos recuerda los estudios que se están realizando y muchas iniciativas en las
que se pretende que el entorno, el lugar donde se desenvuelve el ser humano sea
lo más amable posible. Así, la arquitecta María Soler ha realizado en Marbella
numerosos estudios en los que ha contado con la colaboración de muchas mujeres
para determinar qué se siente y cómo podríamos mejorar la experiencia de la
ciudad que habitamos. De igual manera, otro premio Nobel, Omar Pamuk, es también un
escritor que da vida a la ciudad como èrsonaje fundamental en la historia de los
personajes, analizando el comportamiento de los núcleos urbanos.
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