domingo, 4 de noviembre de 2018

Nuestro Cineforum de octubre

UNA JORNADA PARTICULAR

El pasado 26 de octubre tuvimos una nueva y muy interesante sesión de cine fórum en el hotel San Cristóbal, al que como siempre agradecemos su generosidad y apoyo.

En 1977 Ettore Scola, el gran director italiano, reunió a dos grandes estrellas del cine de su país: Sophia Loren y Marcello Mastroianni. El resultado: Una jornada pa



rticular, película intimista, emotiva, sencilla e inmensa a la vez. Alguien la definió como una certera radiografía de la soledad humana. Y bastante más, podríamos decir. Habla de la esperanza, de la amistad,  de momentos de aire puro que pueden surgir en nuestras vidas, por dura que esta sea, de la libertad y de los prejuicios sociales y la alienación frente al “diferente”.
 
Sophia Loren encarna a Antonietta Tiberi, una madre de familia numerosa (6 hijos),  sometida por un marido fascista, y fascista ella también, y Mastroianni es Gabriele, un disidente político, homosexual, que está atravesando uno de los momentos más difíciles de su vida.

Es Italia, es mayo de 1938. Hitler acaba de llegar a Roma acompañado de los más influyentes miembros de su gobierno y es recibido por todo lo alto por el rey y por el Duce, Benito Mussolini. Se organiza un gran desfile para homenajear al Führer. Todos los habitantes de Roma se vuelcan a las calles, es una multitud enfervorecida , llena de júbilo y exaltación.
El primer encuentro

Con material de archivo Scola nos presenta este contexto, ese día especial que también lo será en la vida de Antonietta y Gabriele. Todos los que habitan el edificio donde ellos viven marchan a presenciar el desfile, incluidos el marido y los hijos de Antonietta. Quedan ellos dos solos en ese inmenso conjunto de bloques, junto con la portera, vigilante, mal intencionada y ultrafascista. Por un hecho casual, fortuito, cuando el pájaro de Antonietta escapa de su jaula, Antonietta y Gabriele se conocen y allí comienza la verdadera historia, un encuentro de un solo día, que nos recuerda a otros títulos en los que dos personas viven una relación corta pero muy intensa (Breve encuentro, Los puentes de Madison County, Lost in Translation, etc.).
 
Cómo se encuentran, que vínculo crean entre ellos, qué consecuencias tendrá para cada uno de los dos, de eso se trata, y también de cómo un sistema político les puede condicionar, maniobrar, someter y manipular.

Sophia Loren compone magistralmente a esa Antonietta gastada, abandonada, descuidada, de andar cansino, inculta,  muy lejos de su glamour, elegancia y sensualidad habitual. Casi sin maquillaje, mal peinada, con las medias rotas, es una mujer  ingenua, admiradora y enamorada del Duce, esclava en la casa y en el lecho. Marcello Mastroianni no es aquí el galán bello, chispeante y mujeriego sino un ser contenido,  también él abrumado por las circunstancias. Intelectual refinado, locutor de radio, es perseguido por su posición política y su condición sexual. Es el individuo alejado del modelo fascista: “un hombre debe ser padre, marido, soldado”. Nada de ello es él.

Ettore Scola, el director, fue tal vez el último de los grandes clásicos del cine italiano, el último gran maestro de la comedia italiana, poseedor de un estilo único e inimitable, mezcla de un realismo feroz y un humor británico. Hombre preocupado por lo social, nos ha dado títulos espléndidos, como Nos habíamos amado tanto (Una mujer y tres hombres), El baile, Brutos, feos y malos, La familia, entre muchos otros.

Siempre su mirada, de una u otra forma, se centró en la historia y en Italia, en lo social a través de personajes muy humanos y a menudo anónimos. Se ve claramente en Una jornada particular, monumento a la sutileza, a las cosas que se entienden sin necesidad de decirlas, a los silencios expresivos, a las miradas más elocuentes que cualquier frase.
La portera

Esa sutileza se muestra de muchas maneras, como la música militar que suena a todo volumen en la radio de la portera, esa música que obliga a silenciar una rumba, una escena preciosa en la que Gabriele trata de enseñarle a bailar a Antonietta. Esa música militar silenciando la rumba es una fantástica metáfora de la Italia de Mussolini. Y esa música era, según se mencionó, la que se escuchaba cuando se marchaba en el servicio militar en España en épocas pasadas.

Por la sutileza, por la forma de casi susurrar al oído,  es estupenda esta película, porque aunque es  un poderoso alegato antifascista, una dura acusación contra el fascismo,  Scola siendo Scola, no recurre al panfleto ni a la agresividad o a mostrar torturas, cárceles o palizas.  Simplemente retrata dos vidas achatadas, frustradas, no por propia ineptitud sino por la marginación del sistema.

Dos vidas que el azar lleva a que, como dijimos, Gabriele y Antonietta se conozcan y establezcan un vínculo particular. Antonietta, al llamar a la puerta de Gabriele pidiendo ayuda para rescatar a su pájaro, evita que él tal vez cometa un suicidio y le da espacio para momentos lúdicos, para poder bailar, andar en patinete o usar graciosamente un molinillo de café. A medida que la relación progresa, para Antonietta sus verdades, sus creencias en el Duce y el régimen se van resquebrajando y siente una genuina atracción por ese locutor “diferente”. Para Gabriele será un momento de sincerarse, un respiro antes de marchar al confinamiento  en un lugar remoto en una isla que no se nombra (destino de los homosexuales en Italia de la época). Antonietta ya no volverá a  ver a Gabriele a través de su ventana, pero le quedará el libro que él le regaló, “Los tres mosqueteros”  que tímidamente empieza a leer.

En un único día se ha creado entre dos vidas un vínculo especial y sus vivencias son para ambos un destello  de libertad, que será como la huida  del pájaro que volverá irremediablemente a la jaula, todo un símbolo de esa jornada particular que viven Antonietta y Gabriele.

Una jornada particular, con libreto del propio Scola y de Ruggero Maccari, posee un trabajo de puesta en escena soberbio, reforzado por una fotografía usada de forma impecable por Scola, a través de tonos sepia, contrapicados y especialmente en la primera parte de la película,  planos secuencia. Y por sobre todo el director se vale del imponente edificio en el cual transcurre toda la película, con sus escaleras, innumerables ventanas (que hicieron recordar a La ventana indiscreta de Hitchcock) , puertas, mirillas  y una azotea que será el marco de una de las escenas más encantadoras y difíciles de toda la película. Un edificio que, cabe agregar, es otro gran protagonista de la película.

Una jornada particular obtuvo, entre otros premios, el Globo de Oro a la mejor película extranjera, el David de Donatello al mejor director y a la mejor actriz y el César a la mejor película extranjera. Su guión tan especial hizo que los propios Scola y Maccari (en compañía de Gigliola Fantoni, la esposa de Scola)  la convirtieran en 1980 en una excelente obra teatral que hasta el día de hoy se sigue representando. Sus temas, sus planteamientos siguen vigentes y nos hacen pensar hoy más que nunca que no debemos olvidar esos momentos oscuros o difíciles de la historia.

Resumen de Cristina Malena







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